1986 fue el año en el que se estrenó una de las películas más revolucionarias de su época, la cual no sólo asombró a la crítica por su contenido altamente sexsual, sino que también a los espectadores por la cruda trama representada.

Nos referimos al filme ‘Nueve Semanas y Media’, hoy en día considerada una película de culto que llevó a los actores Kim Basinger y Mickey Rourke -literalmente- a los límites de su profesión.

El desenfreno y “locura” vividos en el set marcarían la vida de la rubia para siempre, redefiniendo sus estructuras profesionales y personales y sumergiéndola en una espiral de la que -por poco- no sale a flote.

Aquí te contamos todos los detalles de la producción.

Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

La “rubia debilidad” de Hollywood

Kimila Ann Basinger, nacida el 8 de diciembre de 1953 en Georgia, EE.UU., encendió los motores de su carrera con el papel de ‘Domino Petachi’ en la cinta Nunca Digas Nunca Jamás (1983), la cual coprotagonizó junto a Sean Connery en su icónico rol de James Bond.

Ese mismo año se consagró en la portada de febrero de Playboy, donde posó con una expresión atrevida, una melena envidiable y un reloj de oro que parecía presagiar que en cuestión de meses estaría en la cima de la fama.

Kim Basinger en Playboy

Uno de los productores de Locos por Amor, película de 1985 donde Basinger fue una de las protagonistas, definiría a la actriz como “un cruce entre Marilyn Monroe, Brigitte Bardot y Judy Holliday con el talento de Julie Christie”.

Por su parte, el director del mismo filme, Robert Altman, les corregiría admitiendo que “No es la próxima Marilyn Monroe. Es la próxima Meryl Streep”, según consignó el medio español El País.

Mientras, la propia Basinger admitiría que “Había algo más en Marilyn Monroe: terror. Siempre parecía aterrorizada por dentro”, según relató a The New York Times.

Y eso sí que fue un siniestro adelanto de lo que ocurriría en su carrera.

Nueve Semanas y Media

Precisamente, esta obsesión sexual que creció en torno a Kim hizo que el director Adrian Lyne la tuviera en mente como primera opción para el protagónico de Nueve Semanas y Media, la cinta que estaba próximo a filmar basada en la autobiografía de Ingeborg Day.

En el libro, la escritora relató su tormentosa relación: tras escapar de su matrimonio y su vida como profesora en Wisconsin, se refugió en el anonimato en Manhattan. Fue entonces cuando un desconocido la adentró en el mundo del sexo sadomasoquista hasta que ella, tras nueve semanas y media de sumisión emocional y física, decidió abandonar la relación para salvarse a sí misma.

Pese a que Basinger sonaba como figura segura, lo cierto es que el estudio a cargo de la cinta, Metro-Goldwyn-Mayer, buscaba a una actriz más popular. Ante ello, otros rostros famosos de la época como Jacqueline Bisset, Isabella Rosselini y Kathleen Turner hicieron el casting. No obstante, ninguna pasó la prueba como Kim… la única que se negó a dejarse someter.

Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

La primera gran “prueba”

Una vez que la actriz entró en la habitación para hacer su audición, con 33 años y varias películas en el hombro, viviría la gran primera prueba del rodaje.

Lyne apenas habló con ella y sólo le dio indicaciones a su coestrella, Mickey Rourke. En medio de la escena piloto, el actor le lanzaba billetes al suelo y ella tenía que fingir ser una prostituta que los recogía mientras se desplazaba como un animal, para acabar desnudándose y entregándose a su compañero cuando éste se lo ordenaba.

Kim recordaría que dicho momento fue “Muy sexual y muy extraño (…) yo solo quería levantarme y largarme”.

Furiosa tras la toma, salió de la habitación y se fue del lugar. Pero su actuación ya había logrado el “hechizo”: Lyne quedó encantado con su atractivo y la fuerza de su interpretación. En ese momento, tomó el teléfono y llamó al agente de la rubia para decirle que el papel era suyo.

“Resulta que Adrian quería que yo reaccionase exactamente como reaccioné, porque el personaje de Elizabeth era así. Una mujer que no entraba en el juego, pero ingenua y transformada después por un hombre en lo que él quería de ella. Esa es la verdadera historia de Nueve Semanas y Media”, comentó Basinger a The New York Times el año de las filmaciones.

Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

El rodaje

Durante las grabaciones, uno de los propósitos de Lyne fue “quebrar” poco a poco a la actriz. Rodaron las escenas en orden cronológico, de modo de que Rourke y Basinger vivieran la degeneración sexual de sus personajes en tiempo real.

Incluso, les prohibió tajantemente que tuvieran interacciones fuera de cámara, para que la intérprete mantuviera esta relación de sumisión con él.

“Ella debía tenerle miedo (…) si salieran a tomarse un café juntos perderíamos esa tensión. En el casting (de Basinger) se produjo tal hostilidad y tal energía sexual entre ellos que yo no quería que desarrollasen una relación sin mí ahí presente. Ella debía vivir al filo del terror. Quería que esas diez semanas de rodaje fuesen como las nueve semanas y media de la relación”, relató el director a The New York Times en 1986.

Cuando las cosas no funcionaban en el set, Lyne se acercaba exclusivamente a Rourke para darle instrucciones y no le dirigía la palabra a Basinger. Los asistentes del rodaje comenzaron a hablar y en un reportaje reconocieron sentirse incómodos ante la manipulación emocional del director. Afirmaban que Kim iba de la rabia hasta la desesperación, todo con el fin de que la cámara capturase “en crudo” sus actuaciones.

La experiencia de Mickey, en tanto, fue diametralmente opuesta. “Adrian es un gran director (…) Durante el rodaje se mostró muy preocupado por mí, asegurándose de que dormía lo suficiente, de que comía sano y de que me sentía cómodo con la gente que me rodeaba”, recordaría en conversación con el medio británico The Telegraph.

Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

La escena más cruda

En el último día de rodaje, donde se disponían a grabar el final del guion, el personaje de Basinger debía estar al límite de su resistencia emocional y física.

En la escena, Rourke le proponía un juego a su esclava: ir tomándose somníferos, uno a uno, para comprobar hasta dónde era capaz de llegar para satisfacerle. Pese a que eran caramelos, ella no lo sabía. Al percatarse de que casi se había suicidado por su amante, decidió abandonarlo y cerrar el capítulo para siempre.

Pese a la dureza que representaba la escena, la actriz llegó más fresca que nunca al set: con un rostro descansado, vestida atractiva y relajada. Algo que, sin duda, no funcionaría ante los lentes de Lyne. “La escena no estaba funcionando. Kim tenía un aspecto fresco como una rosa, demasiado adorable, así que teníamos que romperla”, contó el director.

Tras recibir unas notas del ejecutivo, Mickey agarró del brazo a su compañera con fuerza. Pese a sus súplicas para que la dejara tranquila, Rourke no cedió ante sus gritos, llantos y golpes. Tras soltarle el brazo, el actor le dio una bofetada que le provocó a Basinger un ataque de pánico. Tras ello, Lyne exclamó: “Vamos a rodar la escena ahora”.

Pese a que logró la escena que quería, finalmente esta no fue incluida en el montaje final del filme. Otras grabaciones de alto calibre también serían eliminadas: un trío con una prostituta, una violación simulada y un montaje sexual en el que Basinger se disfrazaba de hombre con bigote postizo.

El striptease de Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

Las repercusiones

Cuando el New York Times le preguntó a Lyne dónde estaban los límites del abuso hacia un actor, él comentó que los definía el participante. “Si no pudiese soportarlo se notaría ante la cámara. Se volvería loca. Se derrumbaría”. Agregó que si la escena precisamente necesita que el personaje se derrumbe. “Entonces es legítimo. Lo estás haciendo por la película”, expresó.

“Después de terminar la película no quería ver a nadie que hubiese participado en el rodaje. Si hubiese llegado a encontrarme con la persona que me traía el café la habría matado”, dijo por su parte la actriz.

En la misma conversación, Lyne mencionó que “No fue agradable, pero sí útil. Kim es un poco como una niña. Es inocente. Eso es parte de su atractivo. Se convirtió en su personaje durante diez semanas, no estaba interpretando. Para que se cabrease me ponía agresivo con ella y ella se ponía agresiva conmigo. Mickey también tenía que asustarla a propósito. Kim no es una intelectual, no lee libros. De hecho, no actúa, solo reacciona, una cualidad que también tenía Marilyn Monroe”.

Mientras, Basinger respaldó en parte las palabras del director, afirmando que si un artista quiere alcanzar la excelencia debe atravesar el dolor.

“Sería difícil decidir si volvería a hacer (esta película), pero al final tendría que decir que sí. Hubo momentos en los que quería dejarlo todo, en los que me planteaba si (Adrian Lyne) era un hombre enfermo o si todos nosotros éramos unos enfermos por prestarnos a ello. Pero al final me enfrenté a mi miedo y lo atravesé”, confesó la intérprete.

“Todas las actrices deberían experimentar algo así, salí más fuerte que en toda mi vida”, concluyó.

El striptease de Nueve Semanas y Media | Metro-Goldwyn-Mayer

El reencuentro de Basinger y Lyne

Pese a que la cinta pasó sin pena ni gloria por los cines estadounidenses, encontró gran fama en Europa, siendo exhibida por más de cinco años seguidos en las salas de París.

El problema, a juicio de muchos, es que la edición de la cinta fue más erótica que derechamente sexual, siendo la escena más recordada el striptease de Basinger a contraluz y al ritmo de You can leave your hat on, canción popularizada por el recordado cantante Joe Cocker.

Dicha escena, un ícono del séptimo arte, acababa con Rourke dándole de comer todo lo que le quedaba en el refrigerador a Basinger.

Si bien Kim quedó hastiada de todo (y todos) los relacionados con la cinta, en una entrevista en 2015 con el medio Net-A-Porter confesó que volvió a ver a Adrian Lyne una vez más.

“Hace unos meses me crucé con él por una calle de Beverly Hills. Le dije ‘esa película cambió mi vida’. Él respondió ‘a mí también’. Después se metió en su coche sin decir nada más. ¿No es precioso?”, recordó la actriz.