El aventurero Bear Grylls logró alcanzar la cima del monte Everest a los 23 años, una hazaña que nació tras casi perder la movilidad de sus piernas en un grave accidente de paracaidismo.

Bear Grylls tenía 21 años cuando estaba a 5.000 metros de altura y su paracaídas no se infló por completo. Era 1996 y el joven tenía hambre para comerse el mundo, ya que desde su infancia había optado por la adrenalina y los viajes extremos. Sin embargo, ese deseo casi le cuesta la vida en África.

Y a pesar de rozar la tragedia, ya que estuvo a milímetros de tener comprometida la médula espinal, Grylls pudo volver a caminar. De hecho, dos años después de sufrir el accidente, logró hacer cumbre en el monte Everest, siendo uno de los escaladores más jóvenes en hacerlo.

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Con una mentalidad especial para sortear los obstáculos, Grylls es una persona que ha soportado duras pruebas físicas pero también tuvo que lidiar con problemas familiares, como la casi ruptura de su matrimonio y la muerte de su padre que le hizo replantearse su vida.

De igual manera, son varios los desafíos de este aventurero que con su programa “A prueba de todo”, conquistó a 1.200 millones de espectadores alrededor del mundo, transformándose en un ícono de la vida salvaje.

La gran pena en la vida de Bear Grylls

Lo primero que hay que precisar es que el nombre de “Bear” (oso en español) es un apodo puesto por su hermana. Su verdadero nombre es Edward Michael Grylls y es oriundo de Irlanda del Norte. Este hombre de 49 años nació en una familia con algunos privilegios pues es hijo del ex diputado inglés Sir Michael Grylls y Lady Sarah.

En este entorno acomodado, Grylls desarrolló una complicidad con su padre, quien le enseñó desde niño el amor por el aire libre. Ambos disfrutaban la pesca, acampar y estar en contacto con los animales.

Eso sí, tras la muerte de su progenitor debido a un paro cardíaco en 2001, Bear recordó que nunca le agradeció la experiencia en la naturaleza. “Desearía haberlo hecho”, afirmó al Daily Mail.

Bear Grylls junto a su padre

Él fue quien inculcó el amor por la aventura, que luego transformó en su trabajo. Es esta conexión que mantuvieron la que le dejó una huella en el corazón de Grylls.

Luego se volcó a la práctica del montañismo, una pasión que compartía con su padre y que también lo llevó a ser reservista del Servicio Especial Aéreo (SAS por sus siglas en inglés), el grupo de fuerzas especiales del ejército británico.

Asimismo, el entrenamiento militar lo preparó para trepar acantilados, navegar por ríos turbulentos y hasta comer insectos, hábitos que mostraría en el futuro pero que aprendió en los ejercicios siendo parte del SAS. Ya con 21 años, en compañía de esta unidad, se lanzó en paracaídas en Zambia pero el equipo no se liberó, provocando que se rompiera tres vértebras.

La segunda oportunidad

A Bear le tomó 18 meses recuperarse de la lesión, donde aprendió a tener la constancia necesaria para enfrentar cualquier desafío inesperado. En una entrevista con The Guardian, el aventurero confesó que esta mentalidad nació en el peor momento de su vida. “Estuve a un paso de no poder volver a caminar (…) Siento que me han dado una segunda oportunidad. Lo que la vida me pide es vivirla con positividad y audacia”, indicó.

Después de la recuperación y en el momento en que preparaba la expedición al monte Everest, el explorador conoció a la que sería su esposa Shara Cannings Knight, mientras se bañaba en una playa de Escocia.

Pero lejos de ser un encuentro romántico, los jóvenes vivieron una situación jocosa por culpa de Grylls, quien corría desnudo mientras las olas arrastraban sus pantalones.

Shara Cannings Knight y Bear Grylls

El amor mutuo nació en el mismo instante en que cruzaron miradas. Se casaron en 2000, pero el matrimonio pudo terminarse antes de empezar, pues la muerte repentina del padre de Shara, seguido del deceso de Michael, fue una dura prueba para la joven pareja.

Entonces la tensión amenazó en romper la relación, pero al igual que las travesías de Grylls, decidieron intentar buscar la mejor solución al problema: buscar ayuda profesional, destacó el diario inglés The Mirror.

Al respecto, Grylls explicó a The Times que decidió enfocarse en sacar adelante a su nueva familia. “Me acababa de convertir en marido. Necesitaba mantener a mi familia y a mi madre. Necesitaba convertir las habilidades que tenía en un trabajo”, afirmó al diario.

La decisión funcionó porque la pareja logró complementarse tras la crisis y hasta hoy siguen criando a sus tres hijos adolescentes Jesse (2003) Marmaduke (2006) y Huckleberry (2009).

La cima del mundo: escalar el monte Everest

En retrospectiva, el suceso que marcó a Grylls fue la hazaña de llegar a la cima del monte Everest, como lo soñaba desde niño, siendo una deuda pendiente que tenía con su fallecido padre. Según contó a Euronews, es un logro “inolvidable” que le hizo llorar lágrimas de alegría, porque “había esa voz interior que me decía que lo tenía que hacer y sabía que esto significaba mucho para mi padre”.

De lo que recuerda es que le tocó acampar con un cadáver, precisamente el cuerpo de Rob Hall, quien había muerto en la montaña dos años antes.

“Recuerdo estar sentado al lado de Rob, todavía perfectamente allí, con el pelo al viento, como si pudiera darle un codazo y él se levantara. Necesitaba algo que me diera fuerzas, y él es un gran héroe para mí. Sólo recuerdo que el pánico me invadió; hay muchos cuerpos en la montaña, pero esto era diferente; estábamos muy cerca, pero a la vez tan lejos”, recordó a BBC.

Hizo la cumbre el 16 de mayo de 1998, lo que significó entrar al Libro Guinness, a la edad de 23 años.

Bear Grylls en el monte Everest

Sin embargo, no fue la única vez que escaló el macizo ya que en 2022 lideró una expedición secreta para recuperar el cuerpo de su amigo Michael Matthews, quien intentó escalar el Everest en 1999, inspirado en la proeza de Grylls que había dominado la cima de casi 9 mil metros.

Aunque los años no han pasado en vano, el conductor de TV admitió que “es la realidad del montañismo a gran altura, donde la gente paga el precio más alto”, agregó a Daily Mail.

La vez que Bear Grylls casi muere

Una vez realizada la tarea, el currículum de Grylls llamaba la atención por sus habilidades de sobrevivencia, hasta que un productor lo convocó para conducir su propio espacio. De esta manera nació “A prueba de todo”, siendo uno de los programas más vistos desde su estreno en 2006.

En cada capítulo sorprendió al alimentarse de los nutrientes de los insectos en la selva, pescar anguilas y comer tortugas, además de elaborar herramientas a mano, todo con el propósito de resistir a los peligros de la naturaleza. Si bien el programa terminó por un conflicto contractual, Grills siguió probando nuevos formatos en El último superviviente, Salvajemente famosos y En la isla con Bear Grylls.

También a lo largo de los años, vio a la muerte a los ojos tras nadar entre cocodrilos, enfrentarse a una manada de elefantes y cruzarse con hipopótamos en la sabana africana. Pero sin dudas, el animal que casi le cuesta la vida fue… una humilde abeja.

En sí una picadura de abeja puede resultar inofensivo pero Bear no sabía que era alérgico a ellas. Estuvo a segundos de sufrir un shock anafiláctico, que provoca desmayo y dificultad para respirar.

“Puedo enumerar 21 veces en las que debería haber muerto durante los primeros episodios de nuestros programas de televisión. No es un número del que esté orgulloso, pero no sabíamos hacerlo mejor al principio”, sostuvo el británico en BBC Radio, tras los numerosos incidentes que casi le cuestan la vida.