Los Juegos Olímpicos no sólo reciben a cientos de deportistas que van a jugarse la vida y un poco más por obtener una de las preciadas medallas, sino que también a veces se encuentran con cupido, que pone manos a la obra cuando hay tanta diversidad en las zonas olímpicas.

En medio de competencias, celebraciones y uno que otro contacto fraterno con las delegaciones de otros países, los deportistas dan rienda suelta a la amistad, que en algunos casos se ha convertido en algo más. Porque la cita, también da (al menos pre-pandemia) para situaciones de cariño entre quienes celebran.

Bien lo saben algunos miembros de las casas reales de Europa, como el príncipe William y Kate Middleton, considerando que fue en los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, cuando por primera vez se vio una demostración de cariño entre la pareja al celebrar por la presea de oro que logró el equipo femenino de ciclismo en pista, una de las imágenes más distendidas de la pareja en sus más de 10 años de matrimonio, donde siempre han mantenido el protocolo.

Sin embargo, otros que han asistido a los eventos deportivos como miembros de las delegaciones de sus países o incluso participantes que encontraron mucho más que una medalla para volver a casa, sino que también el amor.

Romances que ocurrieron entre herederos y deportistas o sencillamente, quienes se encontraron en las sedes de los juegos que buscan fomentar las relaciones de amistad y unidad entre naciones… y algo más.

Desde Atlanta a la cárcel

Fue en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 cuando la infanta Cristina, primogénita del rey Juan Carlos de España descubrió a quien se convertiría en el amor de su vida, pero también en el mayor de sus problemas.

La infanta, una aficionada al deporte que también participó en los Juegos Olímpicos de Seul 1988 como miembro del equipo de vela, asistió al evento deportivo como una espectadora más y fue aquí donde conoció a su compatriota, Iñaki Urdangarin, un jugador de balonmano que le robaría el corazón.

Vanity Fair comenta que ella habría preguntado “¿Quién es ese rubio?” refiriéndose a Undargarin, y luego se habrían conocido en una fiesta organizada por el comité español para celebrar la medalla de oro que ganó el equipo de su país en Waterpolo.

Habría sido el waterpolista Jesús Rollán, fallecido en 2006, quien recibió la pregunta de la Infanta y el responsable de que la pareja se conociera. Según indica la revista “Testigos de aquel encuentro cuentan que la hija de los reyes de España se quedó prendada del joven que formaba parte del equipo de balonmano que lograría el bronce olímpico días después”.

En esa época la infanta era considerada el ambuleto de la suerte de los españoles, puesto que estuvo en cada uno de los podios que lograron los deportistas, y por supuesto estuvo en el de Iñaki, quien luego se convertiría en su marido.

Si bien, el jugador mantenía una relación con Carmen Cami, cuando llegó Cristina todo cambió y se entregó a los brazos de la hermana del actual rey de España en un romance que incluyó escapes de la prensa en los que incluso llegaron a esconderse en los maleteros de autos para no ser descubiertos, aunque todo se hizo evidente una vez que la casa de la hermana de Iñaki, donde él vivía, comenzó a ser custodiada por agentes de seguridad del estado.

La pareja anunció su compromiso rápidamente, en abril de 1997, contrayendo matrimonio el 4 de octubre de 1997. Han pasado 24 años y pese a todo, continúan juntos, lo que es todo un logro considerando las situaciones que han vivido.

La pareja fue protagonista del escándalo Nóos, uno de los casos de corrupción más relevante de los últimos años en España que los puso en el ojo mediático dinamitando la reputación de la Familia Real Española. Iñaki terminó en la cárcel y la Infanta, alejada de su familia que le dio la espalda e incluso le quitó sus títulos como Duques de Palma.

La pareja insigne de los Juegos Olímpicos

Suecia tiene una historia que contar respecto de los Juegos Olímpicos, esto porque fueron los que se realizaron en Munich durante 1972 donde sus reyes actuales se conocieron y enamoraron.

Silvia Renate Sommerlath era una azafata e intérprete que trabajaba como miembro del Comité Organizador de los Juegos gracias a su habilidad con los idiomas (habla 6) donde era la traductora para deportistas y organizadores.

Fue en este contexto que conoció a Gustavo, el príncipe heredero de Suecia, quien acudió a la cita olímpica para apoyar a los deportistas de su país. “He conocido a esta joven y sencillamente me ha hecho clic” declaró el actual rey, cuando celebró su compromiso con la alemana.

Sin embargo, la pareja no pudo hacer pública su relación de inmediato, esto por la calidad de plebeya de Silvia, considerando que en la Familia Real sueca no era permitido que sus miembros se casaran con personas que no estuvieran en su mismo rango social, algo que perduraba gracias al rey Gustavo VI Adolfo, abuelo del príncipe.

Aunque un año después de que la pareja se conociera, el abuelo del príncipe -y principal propulsor de la tradición- falleció dejando en libertad a la pareja para que pudieran continuar su noviazgo.

“Está claro que mi hermano quiere resolver su romántico futuro y me atrevería a decir que ha encontrado a la mujer ideal para lograrlo” señaló la princesa Brigitte respecto del príncipe y razón tenía, puesto que tiempo después la pareja anunciaría su compromiso, que se resolvió en un matrimonio que aún perdura, consignó Hola.

Lo que pasa en un pub…puede durar 21 años

Sidney 2000 fue el evento deportivo que unió a Federico de Dinamarca y Mary Donalson, una ejecutiva de cuentas de publicidad que asistió a un pub sin saber que esa noche conocería al hombre que cambiaría su vida y la convertiría en reina.

La historia es así, en medio de los Juegos Olímpicos que le dieron a Chile una medalla de bronce por su participación en fútbol, el entonces heredero del trono de Dinamarca salió a cenar con su hermano Joaquín y los príncipes Nicolás de Grecia y Marta Luisa de Noruega, a un pub donde estaba Mary junto a unos amigos.

Según cuentan, la química fue inmediata, mientras él se presentó sólo como “Fred” ella se demoró aproximadamente media hora en saber que el joven con el que coqueteaba y todos sus amigos eran príncipes.

Intercambiaron números de teléfono y mantuvieron contacto vía correo electrónico y llamadas que terminaron con Federico viajando a Sidney para comenzar una relación con la australiana. “Nuestros destinos quedarán sellados, incluso, aunque ninguno de los dos estuviera consciente de ello”, comentaba Federico para referirse a su historia de amor.

Casi 4 años después la pareja se casó en una ceremonia que se realizó en Copenhague sellando una historia que parecía de película, hasta que una de las damas de honor de la princesa contó lo que supuestamente habría pasado.

Según Amber Petty, la pareja nunca se conoció de la forma que dieron a conocer públicamente, sino que habría sido en una exclusiva cena organizada durante los Juegos Olímpicos a la que estaban invitados muchos miembros de la realeza y Mary, informó Infobae.

“Lamento romper el corazón de todos, pero no siempre se trata de toparse al azar con príncipes en los pubs”, señaló Petty y añadió: “Creo que estaban sentados uno frente al otro, que obviamente es la posición perfecta para hablar y relacionarse con alguien… Fue el comienzo de lo que se convertiría en un capítulo muy importante para ambos”, tirando por el suelo la historia de cuentos de hadas que todos conocíamos.

Un amor por el que nadie apostaba en Mónaco

Es un bonus, porque aunque no se conocieron específicamente en una cita olímpica, pero un evento derivado de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 hizo que la pareja se conociera.

Charlene Wittstock, su nombre antes de ser Charlene de Mónaco, participó como nadadora en los Juegos Olímpicos que se realizaron en Australia, donde logró que su equipo quedara quinto en la prueba de relevos.

Luego, participaría en el Encuentro Internacional de Natación de Mónaco Marenostrum, donde la sudafricana se llevó la medalla de oro en la categoría 200 metros espalda, pero también conocería a quien pronto sería su marido, el príncipe Alberto II.

Aunque fueron 5 años después cuando la pareja se contactó, fue específicamente Alberto quien insistió: “Después de verme nadar, Alberto pidió permiso a mi mánager para salir conmigo. Pasamos toda la noche riendo y hablando”, mencionó Charlene, consignó Hola.

La deportista era 20 años más joven que Alberto, quien en 2005 asumió el trono de Rey en Mónaco, sin embargo no fue un impedimento para que en 2010 anunciaran su compromiso, el que se selló en un polémico matrimonio.

Según anunciaba el diario inglés Daily Mail, Charlene había tratado de escapar en tres oportunidades de su destino, intentando arrancar de su matrimonio. Primero refugiándose en la embajada sudafricana de París, luego intentando escapar durante el Gran Premio de Fórmula 1 de Montecarlo y finalmente, poco antes de su boda, cuando se le confiscaría su pasaporte para evitar que saliera del país.

Los rumores serían negados por la sudafricana, que lloró durante casi todo el enlace al que asistieron muchos de los miembros de familias reales que mencionamos anteriormente.

La pareja ya lleva 10 años comprometida y son padres de gemelos, la princesa Gabriela y el príncipe Jaime, quienes vinieron a dar felicidad a la pareja que incluso, tuvo fecha de vencimiento, puesto que la prensa apostaba a que sólo estarían juntos 5 años y se separarían una vez que tuvieran herederos, algo que hasta el momento no ha ocurrido y que la pareja se encarga cada tanto de desmentir.