El empoderamiento de las mujeres campesinas para abrirse paso en el mundo agrícola, así como sus capacidades para emprender, innovar y liderar proyectos productivos en pos de su autonomía económica, fueron destacados en un conversatorio sobre “El aporte de las mujeres rurales para el desarrollo de la Agricultura Familiar Campesina”, organizado por INDAP.

En la jornada online participaron la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Mónica Zalaquett; el ministro de Agricultura, Antonio Walker; el director nacional de INDAP, Carlos Recondo, y la presidenta del Consejo Asesor Campesino de Valparaíso, Amelia Muñoz, quienes analizaron los logros que han tenido las mujeres en el agro y rubros anexos como el turismo rural.

Un ejemplo exhibido en el encuentro fue el de la Agrupación Raimapu, integrado por cuatro dueñas de casa de Curacaví, que durante tres años (2013-2015) se capacitaron con enfoques de género y de asociatividad en el Programa Mujeres Rurales INDAP-Prodemu. Hoy son floricultoras y cuentan con cinco invernaderos de lisianthus, lilium, limonium y snapdragon.

“Nos enseñaron que podemos crecer sin límites y que tenemos el bichito de la innovación en el ADN”, dijo Edelmira González, integrante del grupo.

La ministra Zalaquett expresó que la agenda de su cartera está enfocada en fomentar la autonomía económica de las mujeres: primero, porque en Chile hay 2 millones de hogares que son sustentados por ellas, y segundo, porque es un camino para dejar atrás situaciones de violencia.

También se impulsa -manifestó- un rol más protagónico de las mujeres en los sectores productivos, incluido el agrícola, “ya que cuando se les entregan herramientas no tienen techo, pueden llegar muy lejos”.

Añadió que uno de los desafíos es acortar las brechas de digitalización y capacitación de las mujeres para tener igualdad de oportunidades en el campo laboral, y llamó a los hombres de campo a ser “corresponsables de las labores domésticas y el cuidado de niños, adultos mayores y enfermos”.

El ministro Walker, por su parte, destacó la gran labor de INDAP en la integración de las mujeres a las labores del campo, a través de sus diferentes programas de fomento y asesoría técnica: “Ahí ellas demuestran todo su potencial y creatividad para emprender, con productos maravillosos que tienen otro toque, otro aire, otro espíritu, y que aportan al ingreso familiar”.

También valoró como un avance la Política Nacional de Desarrollo Rural que impulsa el Gobierno, que busca acortar la brecha de desigualdad que existe entre el mundo rural y el mundo urbano.

“Cualquier niño que nace en un pueblito, un villorrio o un caserío de Chile tiene que tener las mismas oportunidades que un niño que nace en Santiago. Esta política busca acortar esa brecha en salud, en educación, en conectividad, en infraestructura”, dijo.

La dirigente campesina Amelia Muñoz agradeció el apoyo de INDAP, “que nos devolvió la dignidad y nos apoya con nuestros emprendimientos”, y abogó por un mayor acceso a la tecnología, que en este tiempo de pandemia ha sido un punto crítico “para estar comunicadas y comercializar, y para que nuestros hijos puedan estudiar. Acortar esta brecha es una gran justicia que se le puede hacer al campo”.

Carlos Recondo, director de INDAP, valoró el aporte de las mujeres rurales tanto en su rol productivo como en su labor de conservar las tradiciones y la cultura del campo. “Por eso nos ponemos al lado de ellas, con apoyo, financiamiento y asesoría, pero también fomentando su asociatividad para que lleguen a los mercados y hagan más sustentable su actividad”.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y 43 por ciento de la mano de obra agrícola. En Chile, en tanto, son el 23,3% del total de ocupados del sector silvoagropecuario y pesca, equivalente a más de 160.000 mujeres.

INDAP trabaja con 164.896 pequeños agricultores, de los cuales 70.020 (45%) son mujeres, con un promedio de edad de 57 años y gran presencia en los rubros de hortalizas, apicultura, ganadería y aves. En turismo rural, un 62% de los emprendimientos está en manos femeninas.