El alto costo para el desarrollo del anticuerpos de alpacas para combatir el Covid-19, instó al equipo investigador del descubierto científico realizado en Valdivia, en la región de Los Ríos, a pedir a los ministerios de Salud, Ciencias y Hacienda a apoyar la propuesta.

Esto, debido a que las pruebas y ensayos clínicos requieren cerca de US$1.800.000.

La Universidad Austral de Chile dio cuenta a la comunidad científica de los avances del estudio efectuado por investigadores del Laboratorio de Biotecnología Médica.

Según el encargado del proyecto, Alejandro Rojas, este anticuerpo ha sido producto del desarrollo de una plataforma que tiene como objetivo generar herramientas terapéuticas y diagnósticas contra enfermedades infecciosas.

Indicó que el encontrado en Valdivia nace del sistema inmune de las alpacas, que consideró como un regalo de la geografía local, y que comparado con otros desarrollados con camélidos en países como Bélgica, Suecia o China, su capacidad de unión es mucho mayor y fuerte para poder competir e, incluso, desplazar al coronavirus.

El investigador reconoce que este descubrimiento tiene trascendencia mundial y espera que los ministerios de Salud, de Ciencias y sobre todo el de Hacienda, apoyen la iniciativa para que siga desarrollándose en Chile.

El encargado del proyecto sostuvo que para poder sintetizar y crear el anticuerpo de calidad inyectable, requieren cerca de 300 mil dólares.

Pero no sólo eso. Después corresponde testear y realizar los estudios de toxicidad en animales, específicamente en ratones, lo que cuesta cerca 500 mil dólares, llevando el trabajo con los mejores centros y estándares del mundo, según aseveró.

Luego -prosiguió Rojas- es el turno de efectuar los debidos estudios clínicos, que bordean los 1.200 millones de dólares, a través de un servicio externalizado, todo con el fin de incrementar una estrategia terapéutica nacional.

La idea es que el anticuerpo, una vez verificada su seguridad, sea utilizado en una fase clínica de fase compasiva, es decir, que a los pacientes graves se le aplique una terapia, en el caso de que no haya otra solución y así tratar de salvarle la vida, actuando primero con los pacientes que están en riesgo vital, sostuvo el encargado del proyecto.

Mientras va madurando la tecnología, la idea es avanzar hacia un posible uso a través de un inhalador, que se pueda aplicar por la nariz y así proteja los pulmones, para que quienes estén expuestos o las personas que están llevando un curso inicial de la enfermedad, no terminen entubadas a un ventilador artificial, cerró.