Imágenes obtenidas por la nave espacial OSIRIS-REx de la NASA, que se encuentra orbitando al asteroide Bennu, muestran que el cuerpo contiene partículas de otro asteroide llamado Vesta.

Según indicó la agencia espacial norteamericana a través de un comunicado oficial, esta evidencia arroja pistas sobre la intrincada danza orbital de los asteroides.

Pero no sólo eso, ya que además daría luces sobre el violento origen de Bennu, el cual habría nacido tras la fusión de los fragmentos de una colisión masiva.

Daniella DellaGiustina, del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, Tucson, comentó: “Encontramos seis rocas que varían en tamaño de 5 a 14 pies (alrededor de 1,5 a 4,3 metros) esparcidas por el hemisferio sur de Bennu y cerca del ecuador”.

“Estos cantos rodados son mucho más brillantes que el resto de Bennu y combinan con el material de Vesta”, agregó.

NASA

Por su parte, Hannah Kaplan del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, indicó que la principal hipótesis es que “Bennu heredó este material de su asteroide padre después de que un vestoide (un fragmento de Vesta) golpeara al padre”.

“Luego, cuando el asteroide padre fue destruido catastróficamente, una parte de sus escombros se acumuló bajo su propia gravedad en Bennu, incluida parte del piroxeno de Vesta”, puntualizó.

Cabe señalar que las rocas que llamaron la atención son casi diez veces más brillantes que su entorno. Utilizando un espectrómetro, determinaron que la firma de los cantos rodados era característica del mineral piroxeno, similar a lo que se ve en Vesta y los vestoides.

Si bien existe la posibilidad de que estas rocas se hayan formado en el asteroide padre de Bennu, el equipo cree que esto es poco probable, ya que el piroxeno se forma generalmente cuando el material rocoso se derrite a elevadas temperaturas.

Como la mayor parte del asteroide está compuesto por rocas con minerales que contienen agua, difícilmente podrían haber experimentado temperaturas muy altas.

La nave OSIRIS-REx hará su primer intento de tomar muestras de Bennu en octubre y así emprender su regreso a la Tierra en 2023 para un análisis detallado.