Tal como lo anunciaban varios medios de prensa el martes, este miércoles el Gobierno de la canciller Angela Merkel anunció el cese de actividades del jefe del Servicio Federal de Información (BND), Gerhard Schindler , tras una serie de escándalos por las presuntas escuchas a objetivos aliados.

El BND son los servicios secretos alemanes en el exterior y estaban bajo el mando de Schindler desde 2012.

El ministro de la Cancillería, Peter Altmaier, responsable de los servicios de inteligencia, adelantó que el término de las funciones de Schindler ocurrirá el 1 de julio y en su reemplazo asumirá Bruno Kahl, quien actualmente se desempeña como jefe de departamento en el Ministerio de Finanzas y es considerado un hombre de confianza de Wolfgang Schäuble, el titular de esa cartera y uno de los ministros más poderosos del gabinete.

“El servicio de inteligencia exterior enfrentará en los próximos años grandes desafíos que afectarán todos los ámbitos de su labor”, dijo Altmaier, quien destacó que la entidad debe adaptarse al contexto político y de seguridad, lo que exige una mejora de sus recursos humanos y tecnológicos.

Asimismo, subrayó la necesidad de realizar cambios organizativos y asumir las “consecuencias legales” que se desprendan de la comisión de parlamentaria creada para esclarecer el espionaje a gran escala de EE. UU. a ciudadanos y países aliados.

Diversos escándalos

Schindler, de 63 años, quedó en la mira de las críticas tras salir a la luz que su servicio había colaborado con la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) para espiar a dependencias de la UE y a empresas en Europa.

Asimismo, fue cuestionado su papel cuando se descubrió que un empleado del BND había vendido documentos clasificados tanto a los servicios de Estados Unidos como a los de Rusia.

Según diversas informaciones, el BND había estado utilizando desde su central en Bad Aibling (Baviera) sistemas de capturas de datos usados por la NSA para el espionaje de aliados europeos.

A raíz de ese escándalo salió asimismo a relucir que el BND había detectado y borrado 12.000 capturas realizadas por sus colegas estadounidenses, con direcciones de correo electrónico y otros datos presuntamente destinados a espiar a Gobiernos y diplomáticos europeos.