Una de las metas de la Carrera Solar, en la categoría híbridos, era en Baquedano, una localidad que se encuentra ubicado en la comuna de Sierra Gorda, a 72 kms de Antofagasta. Es un pueblo silencioso, que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1983.

Al llegar a Baquedano se respira una sensación de tranquilidad, posee una cantidad de 650 habitantes, un cielo azul característico, niños que juegan libremente en la plaza y los vagones de la ex estación de trenes se manifiestan por sí solos.

La calma que hoy posee el pueblo es muy diferente a lo que se vivió hace años atrás, cuando Baquedano era el paso obligado de todo el movimiento de carga y pasajeros, incluyendo el traslado de mulas y bueyes, que circulaban en el norte del país.

En 1910 el pueblo de Baquedano adquiere ese nombre, la historia relata que dos años más tarde, comienza a funcionar como estación de ferrocarriles, maestranza, taller diesel y ubicación de máquinas de agua encargadas de abastecer a las locomotoras de la época. La estación Baquedano era un ramal, es decir allí ocurrían los transbordo de pasajeros que llegaban de Calera, además se interceptaban el ferrocarril longitudinal del norte y el de Antofagasta a Bolivia, por ende la cantidad de gente que circulaba en esa época por el pueblo estaban en constante movimiento, solo en la estación de locomotoras trabajaban alrededor de mil personas.

El autor de libro “Las ciudades del salitre” de Eugenio Garcés, relata: “Surgieron pueblos del ferrocarril (Baquedano) y una ciudad de servicios, prostíbulos y bares (Pampa Unión), en pleno cantón central. Este despliegue humano, económico y técnico se tradujo en la ocupación y organización de un territorio vasto y desolado, que se desarrolló sobre la base de la construcción de cerca de 70 oficinas salitreras, asociadas a la gestión industrial de diferentes empresas chilenas e internacionales”.

En la actualidad, una parte de la estación de trenes es un museo, mientras que la otra está siendo ocupada por la Empresa de transporte ferroviario S.A, FERRONOR. Al entrar a la ex estación, el olor a madera y la imagen de las locomotoras te trasladan a decenas de años atrás, un viaje al pasado donde puedes percibir la cantidad de historias guardadas en sus vagones donde sus protagonistas; niños, mujeres y hombres que transitaron por esta ruta, en aquella época, reaparecen en la mente de las personas que llegan a Baquedano.