Budapest endureció este lunes sus leyes contra los migrantes, autorizando al ejército a emplear armas no letales para contener las llegadas, mientras que los países europeos intentan ponerse de acuerdo sobre un principio de repartición de los refugiados.

Hungría, un país que selló la semana pasada su frontera con Serbia para frenar el flujo de migrantes, aprobó este lunes ampliar los poderes del ejército y la policía para impedir la entrada de personas en su territorio.

Se estima que unos 225.000 migrantes han transitado desde principios de año por este país, que se ha convertido en el punto de entrada de los refugiados que buscan llegar a Europa occidental desde los Balcanes.

La nueva legislación permite aumentar el contingente de soldados y policías desplegados en las fronteras y autoriza, bajo algunas condiciones, que los agentes abran fuego contra los migrantes, a condición de que los tiros no sean mortales.

“Nuestras fronteras están en peligro. Nuestro modo de vida basado en el respeto a la ley está en peligro. Hungría y toda Europa están en peligro”, dijo el primer ministro, Viktor Orban, durante el debate.

El grupo internacional de defensa de los derechos humanos Comité de Helsinki criticó la normativa y dijo que “los refugiados que han huido de la guerra y del terrorismo ya han sufrido cargas de la policía y del ejército en sus propios países”.

La nueva legislación -aprobada después de que este mes Hungría catalogara como un crimen con pena de cárcel la entrada ilegal en su territorio- proyecta además la posibilidad de registrar domicilios privados donde se sospeche que hay inmigrantes escondidos.

“Nos están invadiendo. No están golpeando a nuestra puerta, se están tirando encima”, había dicho Orban ante el congreso para defender el proyecto, que fue aprobado con 151 voces contra 12, con 27 abstenciones.

Una postura común

En este contexto, los países europeos buscan esta semana ponerse de acuerdo sobre un principio para repartir a los refugiados.

La peor crisis migratoria que ha sufrido Europa desde la Segunda Guerra Mundial ha expuesto las profundas diferencias entre los 28 países del bloque, especialmente entre países que pertenecieron a la órbita soviética y Europa Occidental, a donde buscan llegar los migrantes.

Los ministros de Exteriores de los seis países de Europa central opuestos a una repartición obligatoria de refugiados -Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Letonia- se reunieron en Praga este lunes con su homólogo luxemburgués, Jean Asselborn, cuyo país preside actualmente la Unión Europea (UE).

Tras la reunión, el ministro checo de Asuntos Exteriores, Lubomir Zaoralek, dijo que los participantes estaban comprometidos con encontrar una “postura común”.

El martes en Bruselas los ministros de Interior de la UE tratarán de hallar un consenso sobre la crisis, antes del Consejo Europeo del miércoles, con los jefes de Estado y de gobierno.

El objetivo inicial de la Comisión Europea era que 120.000 refugiados de Siria e Irak, elegibles para obtener el derecho de asilo, fueran repartidos automáticamente según un sistema de cuotas entre todos los países de la Unión.

Sin embargo, fuentes cercanas a las negociaciones afirmaron que los 28 podrían buscar un acuerdo que excluya las cuotas obligatorias.

Pese a las restricciones, miles de migrantes llegaron a Hungría desde Croacia, antes de ser encaminados por las autoridades hacia la frontera con Austria, desde donde muchos seguían su camino hacia Alemania. El fin de semana unas 7.000 personas llegaron a Baviera, en el sur del país.

“Espero poder llegar pronto a Alemania porque ya me gasté todo mi dinero”, confió Mohamed, un sirio originario de Damasco, en la localidad de Beremend, en la frontera entre Croacia y Hungría.

“Me gustaría poder seguir mis estudios en Alemania, donde tengo un amigo que prometió ayudarme”, agregó Mohamed, un joven de 23 años, alto y con lentes.

Última oportunidad

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la reunión del miércoles supone probablemente la “última oportunidad de Europa para llegar a una respuesta unida y coherente” ante la crisis.

“Con 442.440 refugiados y migrantes que han atravesado este año el Mediterráneo, 2.921 muertos, y 4.000 personas que llegan a diario a las islas griegas, la crisis se amplifica y se transmite de un Estado a otro sin que haya ninguna solución”, indicó Acnur en un comunicado.

El Consejo Europeo del miércoles también examinará la ayuda a los países fronterizos de Siria (Turquía, Líbano, Jordania), en cuyos campamentos se han refugiados millones de refugiados, y que ya no tienen los medios financieros para hacer frente a esta emergencia humanitaria.

El máximo responsable de la agencia europea de vigilancia de fronteras, Frontex, Fabrice Leggeri, insistió el lunes en la necesidad de instaurar “de forma urgente” una política de fronteras europea “homogénea”, y pidió a la UE más “apoyo humano” para vigilar las fronteras.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban ki-moon, llamó a los dirigentes europeos a “mostrar compasión” y a adoptar una “postura común conforme a sus obligaciones internacionales”.