El Vaticano se desmarcó de la petición de las autoridades palestinas para que se icen las banderas de estos dos Estados observadores en la sede de Naciones Unidas, señalando que esto es contrario a “la práctica general” en la ONU.

En un comunicado publicado el viernes, la Santa Sede buscó desvincularse de un intento palestino de asociarle a esta iniciativa, que podría irritar aún más a Israel.

Israel ya había expresado su descontento después de que el Vaticano reconociera en junio el “Estado de Palestina”, al firmar un primer acuerdo bilateral con la Autoridad Palestina.

El proyecto de resolución palestino pretende que en la sede de la ONU ondeen las banderas de los Estados observadores junto a las de los Estados miembros.

“La Santa Sede no tiene ninguna objeción respecto a la presentación de tal proyecto de resolución”, pues “ningún Estado miembro u observador” tiene derecho a oponerse a que se presente este tipo de textos, apuntó el Vaticano en el comunicado.

Sin embargo, “la bien establecida práctica general y la tradición de la ONU, desde 1945, son que en las sedes y las oficinas de Naciones Unidas solo ondean las banderas de los Estados miembros”.

“Sea cual sea” la decisión de la organización a este respecto, el Vaticano aseguró que se someterá a ella.

La agencia I.Media, especializada en cuestiones vaticanas, consideró que “con este comunicado, la Santa Sede intentó clarificar su posición para no ofender a Palestina”.

Pero el texto también busca tranquilizar a Israel, a un mes del viaje del papa a Cuba y Estados Unidos durante el que también pronunciará un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.

Para la Organización de la Liberación de Palestina (OLP), el acuerdo de junio supuso que el Vaticano se convirtió en el país número 136 en reconocer el Estado de Palestina.

Al anunciarse el acuerdo a mediados de mayo, Israel consideró que tal reconocimiento “no hacía avanzar el proceso de paz”.

La Santa Sede mantiene una delicada diplomacia con la que busca mantener el equilibrio y conservar relaciones cordiales tanto con Israel como con la Autoridad Palestina en Tierra Santa, cuna del cristianismo.