Los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) arrebataron este viernes al régimen de Siria el último puesto fronterizo con Irak, y consolidaron su control sobre una extensa zona transfronteriza con la conquista de Palmira, cuyos tesoros arqueológicos están amenazados.

El Estado Islámico controla ya la mitad del territorio de Siria, un país que vive una guerra civil desde hace cuatro años, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). En ocho días, la organización consiguió conquistar Ramadi, capital de la provincia iraquí de Al Anbar, Palmira, en el desierto sirio, y el puesto fronterizo de Al Tanaf, en el sur, tras la retirada de las fuerzas del régimen.

Así, el régimen de Bashar al Asad ha perdido el control de los tres pasos fronterizos con Irak, ya que el de Bukamal está también en manos del EI, y el de Al Yaarubia, más al norte, está controlado por las fuerzas kurdas. A pesar de la campaña aérea iniciada en 2014 por la coalición internacional dirigida por Estados Unidos en Irak y en Siria, el grupo EI ha seguido avanzando y extendiendo el “califato” que declaró en junio de 2014 en las zonas bajo su control en ambos países.

Según el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, “el hecho de que el EI controle la mitad del territorio sirio (más de 95.000 km2), significa que el régimen sirio no domina más que el 22% de este territorio”, quedando el resto en manos de otros grupos rebeldes.

Y agregó que esto le permitirá al Estado Islámico “amenazar la Siria profunda, como Homs y Damasco”, dos bastiones del régimen.

Por su parte el director del IHS Jane’s Terrorism and Insurgency Centre, Matthew Henman, consideró que Palmira, punto de convergencia de varias carreteras y situada en la provincia de Homs, fronteriza con Irak, “puede utilizarse para lanzar ataques en dirección de Homs y Damasco”, afirmó.

Además, Palmira “constituye una nueva vía hacia Irak, Al Anbar y Ramadi”, según el geógrafo especialista en Siria Fabrice Balanche.

Temen por las ruinas de Palmira

Después de que el EI destruyera varios tesoros arqueológicos en Irak, la comunidad internacional teme que suceda lo mismo con Palmira, una ciudad de más de 2.000 años, famosa por sus columnas romanas, sus templos y sus torres funerarias.

Desde su inicio el 13 de mayo, la batalla de Palmira ha dejado casi 500 muertos y ha obligado a una parte de los habitantes a huir, mientras que decenas de civiles han sido decapitados o fusilados por el EI, según el OSDH. Además de esta región, el EI controla la mayor parte de las provincias de Deir Ezor y Raqa (norte), y tiene una fuerte presencia en las provincias de Hasake (noreste), Alepo (norte), Homs y Hama (centro).

También controla prácticamente todos los campos petroleros y de gas de Siria, que le aseguran importantes ingresos. Por otra parte, hombres armados secuestraron el jueves al padre Jacques Mourad, sacerdote de la Iglesia siríaca católica de Homs en Siria, junto con uno de sus colaboradores, anunció el viernes la Obra de Oriente a la AFP.

Otro cristiano originario de Alepo, que se encontraba con él para ayudarlo, fue igualmente secuestrado, en una zona a la que se estaban acercando los yihadistas del grupo EI. Del otro lado de la frontera, el EI tomó posiciones gubernamentales al este de Ramadi, mientras que la contraofensiva de las fuerzas de seguridad iraquíes, ayudadas por milicias chiitas, tardaba en llegar.

La pérdida de Ramadi supone un duro revés para el gobierno iraquí y su aliado estadounidense, que reconoció que tenía que reexaminar su estrategia en ese país. En el plano diplomático, el presidente francés, François Hollande, dijo ser partidario de nuevas negociaciones en Ginebra para intentar llegar a una “solución política” en Siria.