Tanto plantas como animales salvajes modifican aspectos, apariencia e incluso algunas conductas para adaptarse a las diversas estaciones del año que tiene nuestro planeta y así lograr sobrevivir, por ejemplo, a intensas subidas de temperatura en verano o falta de alimento en invierno. Pero, así como esto es válido para ellos ¿podría ser valido para el ser humano? Un reciente estudio indica que estos cambios no son sólo externos sino que suceden dentro de nuestra propia materia prima.

Los hallazgos publicados en la revista especializada Nature Communications muestran que al menos un quinto de todos nuestros genes en el torrente sanguíneo pasa por un cambio durante las diversas estaciones del año.

Los genes podrían verse como algo inmutable pero esto está muy distante de ser así. El estudio muestra que durante el invierno nuestro sistema inmune se comienza a reforzar de forma automática mientras que en el verano la sangre se llena de hormonas para quemar grasa, aumentar masa muscular y retener agua. Estos cambios de temporada nos podrían ayudar a comprender mejor algunas enfermedades o condiciones que sólo nos afectan en ciertos momentos del año.

“La pregunta que nos hicimos era muy simple: ¿Cómo los genes responden a los cambios en las estaciones? Sorprendentemente nadie había investigado esto aún. Sabíamos que habían algunos genes que modificaban sus funciones durante el día entonces ahí nos surgió la duda para este estudio ¿Cuál será el efecto de estos mismos genes pero a lo largo de un año?”, menciona Chris Wallace, inmunogenetista de la Universidad de Cambridge y autor del estudio.

Para obtener sus resultados, Wallace y su equipo combinó datos de cuatro estudios distintos, teniendo acceso a datos de más de 1.000 individuos en seis países distintos.

“Necesitábamos estudios que observaran muchos genes pero que se enfocarán en los mismos individuos durante el año”, recalca el especialista. Esto les permitió crear una verdadera línea del tiempo de cada persona y así poder observar su evolución. Junto a esto, al venir los sujetos de estudio desde variados lugares lograron identificar diferencias dependiendo de su origen.

Cabe destacar que el estudio no muestra cuál es el motivo específico de las modificaciones presentes en cada época del año debido a que cambios en la conducta, como quedarse más dentro de la casa o comer diversos tipos de alimentos, podrían también ser los responsables de esto. Sin embargo, al tener datos de tantos individuos de países y culturas distintas esto sería muy improbable, lo más acertado es que se deba a factores climáticos como la extensión de las horas de luz y los cambios de temperatura.