El gobierno argentino calificó este jueves de opositora a la multitudinaria marcha del silencio realizada la víspera por la muerte de un fiscal que acusó a la presidenta Cristina Fernández de encubrir a presuntos terroristas iraníes por un atentado antisemita de 1994.

“Tenemos que identificar que detrás de cada una de estas manifestaciones existe un interés político”, dijo el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en su habitual conferencia de prensa matutina en la Casa de Gobierno.

Capitanich consideró que “la movilización debe hacese para que el Poder Judicial sea autónomo de las corporaciones, para que ningún juez falle conforme a los intereses corporativos”.

El miércoles, miles de personas marcharon en silencio en la capital argentina bajo un aguacero en respuesta a una convocatoria de seis fiscales a la que se plegaron políticos opositores al cumplirse un mes de la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Nisman fue hallado con un disparo en la cabeza en su departamento el día antes de presentar en el Congreso las pruebas de su acusación contra Fernández, el canciller Jorge Timerman y allegados al gobierno por supuesto encubrimiento de ex funcionarios iraníes en la voladura de la mutual judía AMIA que dejó 85 muertos y 300 heridos.

Nisman investigaba el atentado que lleva 21 años impune.

“Este hecho debe ser esclarecido definitivamente porque el pueblo argentino necesita la verdad y son los fiscales y jueces los que en definitiva tienen la verdad entre sus manos”, remarcó Capitanich.

La movilización, que marchó desde el Congreso Nacional hasta la sede gubernamental, fue pacífica y en ella participaron los principales candidatos presidenciales de la oposición para los comicios generales de octubre.

La asistencia, mayoritariamente de clase media, fue cifrada en unas 400.000 personas por la Policía Metropolitana bastión del presidenciable y opositor alcalde de derecha Mauricio Macri, y de poco más de 50.000 por la Policía Federal.

“Nos parece muy importante independientemente del número, reconocer que el pueblo tiene todo el derecho de movilizarse, pero no compartimos los móviles, hubo carteles absolutamente contrarios al gobierno, por lo tanto se identificaba como una marcha opositora”, dijo Capitanich.

El secretario de la presidenta, Aníbal Fernández, coincidió al valorar que “no fue una manifestación para rendirle homenaje a nadie”.

“Hay gente que ha entendido que la mejor manera en que se podía llevar a cabo una desestabilización (del gobierno) era esa y la están haciendo”, afirmó.

Los seis fiscales convocantes a la marcha acordaron no hacer declaraciones públicas, según lo expresó este jueves el fiscal Ricardo Sáenz a radio Vorterix.