El referéndum destinado a reforzar la prohibición constitucional del matrimonio homosexual, organizado el sábado en Eslovaquia, fue invalidado por falta de participación, al tiempo que reveló una profunda división de los eslovacos en torno a este tema.

Según los resultados casi completos, comunicados por la Oficina Nacional de Estadística (SUSR), un 21,40 de los 4,4 millones de electores acudieron a las urnas cuando el mínimo indispensable era un 50%.

Más del 90% de quienes acudieron a votar se pronunciaron en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Los eslovacos debían responder a tres preguntas: sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre su derecho a adoptar niños y sobre el derecho de los padres a rechazar que sus hijos asistan a clases sobre sexualidad o eutanasia.

Los partidarios de los matrimonios gay y lesbianos invitaron a los eslovacos a boicotear esta consulta en principio inútil: la Constitución eslovaca define el matrimonio como una “unión exclusiva entre un hombre y una mujer”. No están autorizados en consecuencia los matrimonios homosexuales ni su unión civil.

Los dos campos contrapuestos claman victoria: “Las preguntas se plantearon claramente y un 90% de personas respondieron que sí. Sí a la familia, sí al matrimonio del hombre y la mujer, es extraordinario”, se congratuló Anton Chromik , de la Alianza para la Familia, movimiento no gubernamental, en el origen de la consulta.

“Humanamente, lo entiendo”, ironizó por su parte el presidente de la iniciativa LGBT Inakost, Martin Macko. “Le resulta difícil confesar que el tema, vital para él, no interesa a Eslovaquia”.

Reservas de odio

Otro activista pro derechos de los homosexuales, Juraj Martiny, aplaudió el papel de las redes sociales, que en su opinión contribuyeron ampliamente a movilizar sobre todo a los jóvenes contra esta consulta “insensata”.

Según Martiny, Eslovaquia “ha dicho no a la humillación de parte de sus ciudadanos”.

“El fenómeno de las redes sociales funciona, las cartas pastorales no funcionan”, resumió la socióloga Silvia Porubanova.

La campaña ha puesto de manifiesto un odio latente contra los homosexuales que aún guarda este país de la UE de 5,4 millones de habitantes, de los que más del 80 % son cristianos y más del 70 %, católicos.

En un vídeo de la Alianza para la Familia, un niño espera la llegada de sus padres adoptivos. Muestra su decepción cuando ve llegar a dos hombres. “¿Dónde está mamá?”, pregunta.

Otro vídeo, donde se ve a dos hombres que acarician la cabeza de niño no lleva firma y la Alianza rechazó su autoría. “¿Le gustaría crecer en una familia como ésta?”, pregunta el niño.

“Siento tristeza y desilusión después de lo que este referéndum aportó a nuestro país”, declaró a la prensa el presidente eslovaco, Andrej Kiska, después de votar.

Valor importado de Occidente

Los eslovacos debían responder a tres preguntas: sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre su derecho a adoptar niños y sobre el derecho de los padres a rechazar que sus hijos asistan a clases sobre sexualidad o eutanasia.

Según la Alianza para la Familia, la igualdad de derechos de los gays y lesbianas es un valor liberal importado de Occidente, para desbaratar la familia tradicional.

El matrimonio homosexual está legalizado en una docena de países europeos del oeste y del norte.

En Europa orienta, Eslovaquia no es una excepción: países como Polonia, Lituania, Letonia, Ucrania, Bielorrusia, Serbia, Montenegro y Bulgaria tampoco autorizan el matrimonio de personas del mismo sexo.

En varios países de Europa central, como la República Checa, resultante como Eslovaquia de la partición de común acuerdo de Checoslovaquia en 1993, las uniones homosexuales revisten la forma de una asociación registrada.

“Estoy muy contenta de que el referéndum haya sido invalidado, pero temo que vuelvan a aflorar los sentimientos homófobos antes de las próximas legislativas, en 2016″, declaró a la AFP Andrea Pallang, dueña de una galería de arte en Bratislava, que vive con su compañera desde hace ocho años.