El Partido Socialista del presidente François Hollande sufrió el domingo una dura derrota frente a la derecha en las elecciones municipales francesas, en las que el ultraderechista Frente Nacional (FN) confirmó su implantación en el país ganando ciudades importantes.

Todo apunta ahora a un más que probable cambio de gobierno en las próximas horas para reemplazar al primer ministro Jean-Marc Ayrault o a algunos miembros de su gabinete.

El partido de derecha Unión por un Movimiento Popular (UMP) fue el gran ganador de estos comicios, tras haber arrebatado a la izquierda ciudades como Toulouse, Pau, Angers y Quimper, una victoria alimentada por la impopularidad del líder socialista en un contexto de crisis económica.

“El primer partido de Francia es la UMP”, dijo Jean-François Copé, el presidente de la formación, en la oposición desde 2012 cuando Hollande se impuso en las presidenciales a Nicolas Sarkozy.

Los socialistas lograron sin embargo conservar la alcaldía de París, donde la franco-española Anne Hidalgo, hija de inmigrantes, se impuso a la candidata de la UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet, con más del 53% de los votos.

“Ha sido la victoria de los valores republicanos, de la autenticidad, de la izquierda fiel a sí misma y eficaz en su acción”, dijo Hidalgo, que se convertirá en una de las pocas mujeres del mundo que gobierna una capital.

El FN de Marine Le Pen logró imponerse en al menos 11 ciudades, incluyendo Frejus y Beziers, en el sur, aunque perdió en Aviñón frente a la candidata socialista.

“Vamos a acabar de una vez por todas con esa idea delirante de que somos un peligro para la República. Vamos a demostrar que nuestros candidatos son buenos alcaldes”, dijo Le Pen.

Las elecciones estuvieron también marcadas por una abstención del 36,3%,, un récord histórico desde 1958.

El primer ministro Jean-Marc Ayrault admitió la derrota socialista, un “mensaje claro” de los electores “que tiene que ser escuchado”, dijo en una alocución retransmitida por televisión.

Entre los posibles candidatos para sustituirlo figura el ministro del Interior, Manuel Valls, de 51 años de edad, nacido en Barcelona, conocido por su firmeza en cuestiones de seguridad y muy popular según las últimas encuestas.

El cambio de gobierno sería el primero del mandato de François Hollande, que corre hasta 2017.

Estrategia de “normalización” de la extrema derecha

La izquierda perdió algunos de sus feudos como Limoges (centro) o Belfort (este) y ciudades como Roubaix (norte), Reims (este), Saint-Etienne y Ajaccio (Córcega).

Los socialistas tampoco lograron conquistar Marsella, la segunda ciudad de Francia, y el alcalde saliente de derecha Jean-Claude Gaudin ganó un cuarto mandato.

El Frente Nacional fracasó también en Perpiñán (sur) y en Aviñón, una ciudad conocida mundialmente por su festival de teatro. El director del evento, Olivier Py, había advertido que se trasladaría a otro lugar si el Front National se hacía con esa alcaldía.

El avance del FN refleja el éxito de la estrategia de Marine Le Pen desde 2011, cuando tomó las riendas del partido para “normalizarlo” y borrar la imagen extremista que tenía bajo la dirección de su padre, Jean-Marie Le Pen.

Su discurso contra los inmigrantes, antieuropeo y antiliberal, seduce cada vez a más franceses y podría asegurarle también un buen resultado en las elecciones europeas del 25 de mayo, el próximo objetivo del partido.

Los dos primeros años del gobierno de Hollande han estado marcados por un contexto económico difícil. Entre las dos vueltas de las municipales se dieron a conocer los datos del desempleo, que en febrero alcanzó un nuevo récord, con 3,34 millones de desocupados.

El crecimiento económico tarda en llegar y, según las últimas previsiones del Banco central, el Producto Interior Bruto (PIB) sólo aumentará un 0,2% en 2014.

El presidente ha anunciado además un ambicioso programa para reducir en 50.000 millones de euros el gasto público hasta 2017, un objetivo que podría acrecentar su impopularidad.