Once islamistas británicos que planearon atentados presuntamente respaldados por Al Qaida y potencialmente más mortíferos que los del 7 de julio de 2005 en Londres, fueron condenados el viernes a largas penas de cárcel.
El líder de la célula, Irfan Naseer, de 31 años, fue sentenciado a cadena perpetua, de la que deberá cumplir como mínimo 18 años, según dictaminó el juez Richard Henriques, del tribunal de Woolwich (sur de Londres).
Sus dos lugartenientes, Irfan Khalid, de 28 años, y Ashik Ali, también de 28, recibieron penas de 18 y 15 años de prisión, con 12 y 10 años de cumplimiento mínimo, respectivamente.
Estos tres hombres, todos residentes en Birmingham (centro de Inglaterra), eran los principales artífices de una trama para hacer explotar hasta ocho mochilas con bombas en zonas muy concurridas, aunque la policía nunca pudo determinar exactamente los objetivos.
“Su conspiración tenía la bendición de Al Qaida y pretendían ir más lejos de los propósitos de Al Qaida”, declaró el juez Henriques.
Los condenados, que siempre negaron los cargos, habían sido hallados culpables en febrero de varios delitos bajo la ley antiterrorista, entre ellos planificación de atentados, recaudación de fondos y reclutamiento con fines terroristas, todo ello entre el 25 de diciembre de 2010 y su detención en septiembre de 2011.
Otros siete miembros de la célula, recibieron penas menores, de entre tres y seis años, mientras que el presunto “jefe financiero” Rahin Ahmed, fue condenado a 17 años, con seis de cumplimiento mínimo.
Según el juez, Naseer envió a cuatro aspirantes a yihadistas a Pakistán para que recibieran entrenamiento con miras a cometer “atentados espectaculares, uno de los cuales debía coincidir con el aniversario” de los del 11 de septiembre en Estados Unidos o de los que causaron 52 muertos en la red de metro y un autobús de Londres el 7 de julio de 2005.
Durante el juicio, el fiscal Brian Altman declaró que los acusados preveían cometer “uno o varios actos terroristas a una escala que podría haber sido mayor que los atentados de Londres”.
“Las pruebas que aportamos al juzgado mostraron a los acusados hablando con admiración de los atentados del 11 de septiembre y del 7 de julio. Estos terroristas querían hacer algo más grande”, dijo también entonces Karen Jones, otra fiscal especializada en antiterrorismo.
Antes de su detención, los servicios de inteligencia interceptaron conversaciones en las que los hombres discutían su proyecto. En una de las grabaciones, Naseer hablaba entre otros de la fabricación de un veneno mortal o de la construcción de un camión con cuchillas para lanzarlo en contra de la muchedumbre.
“Claramente nada iba a detenerle si las autoridades no hubieran intervenido”, le dijo el juez el viernes. “No tengo dudas de que hubiese seguido adelante con su plan”.