La cumbre Rio+20 se inició el miércoles con un fuerte llamado de la ONU y la sociedad civil a la ambición de los líderes mundiales para concluir un acuerdo histórico que frene la degradación ambiental del planeta y combata la pobreza.

“Esta es una fecha histórica, un enorme paso hacia el futuro que queremos. Ahora es el tiempo de actuar, de superar nuestros intereses nacionales y obrar con una visión más amplia y más a largo plazo”, dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al abrir la cumbre. “El tiempo no está de nuestro lado”, advirtió.

Decenas de miles de activistas, indígenas y estudiantes marcharon a 40 km de la cumbre oficial, en el centro de Río, cargando pancartas y globos para reclamar acciones concretas a los líderes.

“Rio+20 representa un retroceso y la mercantilización de la naturaleza”, dijo Ana Elisa Bacellar, una funcionaria pública de 34 años que vestía una nariz de payaso y tenía las manos esposadas en señal de protesta.

Desde la Cumbre de la Tierra realizada hace 20 años en Rio, “el progreso ha sido demasiado lento, ahora tenemos una segunda oportunidad”, sostuvo Ban.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, llamó a dar “pasos audaces, mostrar coraje, asumir responsabilidades”. “Estamos aquí porque el mundo demanda cambios”, dijo.

“Nuestra conferencia debe generar compromisos firmes; tenemos que ser ambiciosos”, urgió Rousseff, para quien “el costo de la inacción es mayor que el de las medidas necesarias”.

Un total de 86 jefes de Estado y de Gobierno participan en la cumbre, que se extenderá hasta el viernes.

La cumbre sobre desarrollo sostenible Rio+20, la mayor jamás celebrada en la historia de la ONU, tiene lugar 20 años después de la Cumbre de la Tierra de 1992, que tomó decisiones para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación.

“¿Están aquí para salvar su imagen o salvarnos a nosotros?”, cuestionó a los líderes Brittany Trifold, una neozelandesa de 17 años que en su discurso en la ceremonia de apertura buscó alentarlos a tomar acciones concretas que beneficien a la humanidad a largo plazo.

Un anuncio concreto llegó poco después: el archipiélago de las Maldivas en el Océano Indico, amenazado de desaparición, se convertirá en la mayor reserva marina del planeta, anunció su presidente, Mohamed Waheed.

La cumbre debe aprobar un documento que recibió la luz verde de todas las delegaciones el martes, tras meses de intensas negociaciones.

El acuerdo sobre el texto, que debe ser aprobado por los líderes el viernes, ahuyenta el fantasma de la cumbre de Copenhague de 2009, cuando los negociadores dejaron las discusiones en manos de los líderes y la reunión fracasó.

El texto adopta el concepto de “economía verde”, fortalece el PNUMA (Programa de la ONU sobre Medio Ambiente), y lanza “Objetivos de Desarrollo Sostenible” que comprometerán a los países con metas sociales y ambientales y sustituirán los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, que expiran en 2015.

Los ambientalistas han criticado fuertemente el texto. “El documento no tiene la ambición necesaria para salvar al planeta o a los pobres. Este resultado mínimo señala la falta de valentía política” de quienes lo adoptaron, afirmó Meena Raman, de la organización Third World Network.

En la cumbre participan el primer ministro chino Wen Jiabao, el ruso Dimitri Medvedev y el indio Manmohan Singh, así como el presidente francés François Hollande, el sudafricano Jacob Zuma, el iraní Mahmud Ahmadinejad, el cubano Raúl Castro y la mayoría de los latinoamericanos.

La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, criticó significativas ausencias, como las del presidente estadounidense Barack Obama y la jefa del gobierno alemán Angela Merkel.

“Constatamos la ausencia al más alto nivel de algunas naciones, precisamente de aquellas que tienen más desafíos en la atención de sus obligaciones frente a la conservación del planeta”, lamentó.