Miles de argentinos volvieron a marchar el domingo contra la fábrica de celulosa finlandesa UPM (ex Botnia) ubicada en la vera uruguaya de un río fronterizo, a la que acusan de contaminar el medioambiente y fue epicentro de una prolongada disputa binacional.

“Los análisis técnicos, las inspecciones a la planta y la sola observación de las aguas del río confirman los peores pronósticos, el río Uruguay debe ser declarado en forma inmediata en estado de desastre y deben comenzar ya enérgicas acciones para su recuperación”, sostienen los ambientalistas.

Los vecinos de Gualeguaychú (ciudad argentina ubicada 230 km al noreste de Buenos Aires sobre el compartido río Uruguay) marcharon bajo el lema “Unidos por la Naturaleza” hacia el puente internacional General San Martín al cumplirse los 1.500 días de la entrada en producción de la planta ubicada en la localidad uruguaya de Fray Bentos.

En un comunicado, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú denunció que “en sus 1.500 días de funcionamiento” la papelera arrojó “más de 38.000 toneladas” al aire y “más de 30.000 toneladas de tóxicos” al fronterizo río Uruguay, de soberanía compartida.

“Se fugaron, debido a derrames de tanques y roturas de equipamientos, una muy importante pero desconocida cantidad de licor negro, insumos y compuestos tóxicos por el sistema colector de pluviales”, agregó.

Esta fue la octava marcha de protesta contra la fábrica desde 2005, cuando el anuncio de su instalación originó un prolongado conflicto bilateral que se zanjó finalmente a mediados de 2010 en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

El tribunal internacional consideró que la planta no contaminaba, pero ordenó supervisiones periódicas de ambos países.

En este sentido, los ambientalistas afirmaron que no tienen acceso al resultado de esos controles y que realizan un monitoreo propio de las aguas.