El Barcelona dominó completamente al Chelsea en la ida de semifinales de la Liga de Campeones el martes pero sin embargo perdió 1-0, al confundir posesión y victoria, con un juego a ratos demasiado barroco, incapaz de confirmar ocasiones y exponiéndose al ataque a la contra.

A dos días del enfrentamiento con el Real Madrid en el clásico de la liga española, el sábado en el Camp Nou, un partido que podría decidir el ganador del campeonato, el Barcelona tendrá que corregir rápidamente su tendencia a dejar inacabadas algunas de sus acciones en el campo.

El único consuelo para el club catalán, segundo, es que sus rivales madrileños, líderes a cuatro puntos, tampoco estuvieron acertados el martes en la Champions contra el Bayern de Múnich (derrota 2-1).

El miércoles los hombres que entrena Josep Guardiola hicieron muestra de un gran juego pero les falló el realismo. Lo demuestran los 24 tiros a la portería del checo Petr Cech de los que sólo cinco llegaron a los palos.

También jugó su papel la mala suerte, como en las dos acciones que abrieron y cerraron el encuentro. En el minuto 9 Alexis Sánchez llegó a la barra gracias a un globo bien ejecutado ante Cech. Al final del partido un tiro de Pedro, que acababa de entrar en el campo, fue a parar al poste de la portería de los ‘Blues’ en la última ocasión para el Barça (90+3).

También les faltaron ganas a los azulgrana ante un rival que supo resistir y fue ganando confianza a medida que aumentaban las ocasiones perdidas de los catalanes.

El máximo ejemplo de la falta de eficacia del Barça fue Cesc Fabregas, ex del Arsenal, que a pesar de su tesón en el juego no estuvo inspirado y no logró marcar. En la primera parte Cesc no apoyó lo suficiente un balón picado que salvó in extremis el defensa Ashley Cole.

Fabregas, que empezó la temporada en plena forma convirtiéndose rápidamente en el segundo mejor goleador de la liga por detrás de Messi (15 tantos), lleva sin marcar desde el pasado mes de febrero (contra el Valencia en la Copa del Rey).

El argentino tampoco estuvo acertado el miércoles, con un juego mucho menos ofensivo del que suele demostrar, subrayando una vez más la dependencia del equipo catalán con respecto al juego de ‘La Pulga’.

A pesar de sus intentos en ataque, de sus cabezazos y de buenos pases de Fabregas o Alexis, Messi no encontró el camino del gol, igual que en los últimos siete partidos contra el Chelsea.

No es la primera vez que el Barça es víctima de un juego demasiado refinado ante la portería rival. En el campo del Espanyol (1-1) o del Getafe (derrota 1-0), en partido de liga, los catalanes también fueron víctimas de sus ataques demasiado complejos.

“No es injusto, es fútbol. Ellos han ganado, felicidades. Si la victoria la diera la posesión del balón ganaríamos todos los partidos”, dijo un lúcido Guardiola tras el partido contra el Chelsea.

Ahora el equipo tendrá que corregir sus errores para el clásico del sábado contra el Real Madrid si no quiere arriesgarse a decir definitivamente adiós a la liga.

Pero ante su mejor enemigo, el Barça, que tiene un balance impresionante de cinco victorias, cuatro empates y una sola derrota desde la llegada de Jose Mourinho al Real Madrid en 2010, siempre ha sabido superarse.