Una veintena de países debatieron este viernes sobre el futuro de Somalia en la sede de Naciones Unidas, semanas después del lanzamiento de un plan para sacar al país de un impasse político.

La hoja de ruta adoptada el 6 de septiembre exige el fin del gobierno de transición, que ha demostrado ser incapaz de restablecer la paz y la autoridad en un país devastado por 20 años de guerra civil.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, elogió la hoja de ruta como “un paso crucial hacia la construcción de un futuro estable y próspero para el pueblo somalí” y urgió a los líderes somalíes a asumir la tarea.

“Si los líderes somalíes no siguen la hoja de ruta que ha sido negociada por africanos para africanos, no sé si la comunidad internacional estará aquí el próximo año y el siguiente con apoyo. Corresponde ahora a los somalíes”, dijo la jefa de la diplomacia estadounidense.

Uno de los asuntos más delicados son las preocupaciones para encontrar un acuerdo sobre una nueva estructura de gobierno en Somalia, dominado por importantes tensiones tribales y amargas rivalidades políticas.

La semana pasada, Somalia hizo una petición en el Consejo de Seguridad de la ONU para ampliar el límite del personal de la misión del organismo en el país, AMISON, actualmente en 12.000 efectivos, a 20.000.

La ONU esperaba dedicar toda la reunión a la crisis humanitaria provocada por una sequía en la región.

Unos cuatro millones de somalíes han sido afectados por la hambruna y 750.000 podrían morir, de acuerdo con la ONU. Y la comunidad internacional ha denunciado cada vez más a la insurgencia shebab por impedir que la ayuda llegue a los necesitados, provocando un éxodo masivo a Kenia y Etiopía.