El primer ministro británico David Cameron y el presidente francés Nicolás Sarkozy afirmaron el jueves en Trípoli que el coronel Muamar Gadafi, prófugo desde la toma de la capital por los rebeldes el 23 agosto pasado, es un “peligro” y que por ende falta “terminar el trabajo”.

Ambos dirigentes realizaron esas declaraciones durante una visita relámpago a Trípoli, siete meses después del inicio de la rebelión contra el régimen de Gadafi, que estaba en el poder desde 1969 y cuyo paradero sigue siendo un misterio.

Sarkozy y Cameron, que desde el comienzo apoyaron a los rebeldes, se entrevistaron con los jefes del Consejo Nacional de Transición (CNT), que tomó el poder en el país petrolero con la ayuda de las fuerzas de la OTAN.

“Gadafi es un peligro, hay que acabar el trabajo” en Libia, afirmó Sarkozy, en una conferencia de prensa junto a Cameron y los dos principales dirigentes del CNT, Mustafá Abdeljalil y Mamud Jibril.

Por su parte, Cameron prometió colaborar con la búsqueda y la captura de Gadafi.

“Vamos a ayudarlos a encontrar a Gadafi y a presentarlo ante la justicia”, agregó el primer ministro británico.

Cameron anunció además que la misión de la OTAN proseguirá mientras haya territorios o ciudades bajo control de la tropas de Gadafi.

“Debemos continuar la misión de la OTAN hasta que todos los civiles estén protegidos”, dijo Cameron.

“Continuaremos la misión de la OTAN tanto tiempo como sea necesario bajo el mandato de la resolución 1973 de las Naciones Unidas para proteger a los civiles”, dijo Cameron.

“Ese trabajo no está terminado. Todavía hay partes de de Libia bajo control de Gadafi”, insistió Cameron.

El jueves las tropas del CNT se acercaron a unos 50 km de Sirte, 370 km al este de Trípoli, enfrentándose a las tropas gadafistas.

Sarkozy pidió por su lado que no haya “venganza” ni “ajustes de cuentas” en Libia y llamó a los países que recibieron a libios requeridos a que los entreguen a la justicia internacional.

“También hemos dicho al CNT que corresponde a los libios construir el futuro, no somos nosotros, son los libios los que deben elegir a sus dirigentes”, señaló Sarkozy.

La visita de Sarkozy y Cameron tuvo lugar al día siguiente del viaje del subsecretario de Estado norteamericano para Medio Oriente, Jeffrey Feltman, que se entrevistó con Abdeljalil.

En el plano económico, un portavoz de Cameron anunció que Gran Bretaña iba a liberar 688 millones de euros, que forman parte de los haberes libios por un monto de 14.000 millones de euros bloqueados por orden de las Naciones Unidas.

Cameron y Sarkozy visitaron durante una hora un hospital de Trípoli, donde fueron aclamados y hablaron con heridos del conflicto.

Sarkozy, acompañado por el ministro francés de Relaciones Exteriores Alain Juppé, y Cameron habían llegado por separado a Trípoli.

Al término de la conferencia de prensa, ambos mandatarios se trasladaron a Bengasi, capital de la rebelión libia.

En Bengasi, Sarkozy visitará la ciudad junto a Bernard-Henri Levy, un intelectual francés que facilitó los primeros contactos de los insurgentes con el gobierno de París.

Gadafi, cuyo paradero sigue siendo desconocido, siguió difundiendo mensajes regularmente a través de un canal de televisión basado en Siria pero según Feltman “ya casi no tiene importancia”.

“El CNT no puede proclamar la liberación del país hasta que Gadafi no haya sido detenido ni antes de que cese el peligro para los civiles libios”, agregó Feltman. “Pero políticamente está terminado”, agregó.

En el frente, las tropas del CNT se preparaban a lanzar las ofensivas anunciadas desde hace varios días contra bastiones leales a Gadafi en Bani Walid (170 km al sureste de Trípoli), Sirte (360 km al este de la capital) y Sebha (centro), que seguían resistiendo a la rebelión respaldada por la OTAN.