El rey de los belgas, Alberto II, advirtió este miércoles sobre el riesgo de que se perpetúe la crisis política que desde hace más de un año paraliza a su país y que podría, según él, resultar dañina para la construcción europea.

“Nuestra situación actual genera inquietud entre nuestros socios y podría dañar nuestra posición en el seno de Europa, e incluso el mismo impulso de la construcción europea, afectada ya por los euroescépticos y los populistas”, dijo el monarca, con tono solemne, en su tradicional alocución de la víspera de la fiesta nacional del 21 de julio.

Bélgica suele ser considerada como un laboratorio de la construcción europea, tanto por la tentativa de coexistencia de dos comunidades con lenguas diferentes (francés y holandés) como por ser Bruselas la sede de las instituciones de la Unión Europea (UE).

Pero este país, miembro fundador de la UE, vive con un gobierno provisorio desde las elecciones legislativas del 13 de junio de 2010, a causa de las profundas divergencias entre sus dos comunidades sobre el futuro del país.

La Nueva Alianza Flamenca (N-VA), el mayor partido belga, preconiza la independencia de Flandes, la región de habla holandesa del norte, y mantiene relaciones estrechas con otras fuerzas independentistas de Escocia, Cataluña y el País Vasco, y es citada como ejemplo por la Liga Norte italiana.

“En esta fiesta nacional, me hubiera gustado congratularme junto a vosotros por la prestación de juramento de un nuevo gobierno con funciones plenas. Pero desafortunadamente no hemos llegado a ello, y lo deploro”, dijo Alberto II en su discurso, transmitido por televisión.