Un pasto más alto y con mayor espacio entre sí para que las pelotas, más pesadas ahora, piquen contra arcilla debajo del césped y por ende, lentamente. Ello le dará a los jugadores una fracción de segundo adicional para impactar la pelota y los partidos se harán algo más lentos. Este será el escenario que tendrán que abordar los jugadores que participarán de la edición 2011 del Abierto de Inglaterra en Wimbledon, canchas menos rápidas, más abordables y que permitirán partidos con más juego en esos rectángulos sembrados.

Para Rafael Nadal (1º) una grata noticia, podrá dominar desde el fondo de la cancha como si de Roland Garrós se tratara y de esta forma hacerse fuerte en el intento de preservar los 2.000 puntos que obtuvo el año pasado tras vencer en el All England.

Para Novak Djokovic(2º), la pista justa para quien atesora dos torneos grandes sobre el cemento de Australia y quiere ganar por primera vez en Londres y de paso convertirse en el número 1 del mundo, un logro que Roger Federer (3º) le dejó empantanado al derrotarlo en la semifinal de Roland Garrós.

Y para el suizo, su “casa” (ganó 6 veces el abierto británico) esta vez aparece más prolija que nunca. Una superficie semi rápida, pelotas un poco más pesadas. El equilibrio que su actual velocidad requiere.

Los tres juegan por algo más que la obtención del título en las canchas de tenis más famosas del mundo. Rafa Nadal por preservar su investidura del mejor del ranking; Novak por quitarle el cetro al rey español y de paso ganar por primera vez allí; y Roger Federer por conseguir su séptima corona en el campeonato que, como él dice “más me gusta jugar y ganar…”.

Títulos, récord, continuidad en la historia. El tercero de los torneos grandes del año con el verano europeo ya en marcha es una cita imperdible para el mundo del tenis. Y esta lucha en la que dos, Nadal y Djokovic, quieren ganarla para ubicarse por encima del resto y un tercero por seguir la marcha hacia la leyenda, le otorga este año el carácter de imperdible.

Nadal puede llegar hasta el final de la primera semana con relativa comodidad: en su ruta aparecen obstáculos como Michael Rusell, el veterano norteamericano; luego podría repetir el muy buen partido que jugó en Roland Garrós con su compatriota Pablo Andújar, en tercera con el canadiense Milos Raonic y ya en octavos tal vez un choque fantástico ante Juan Martín del Potro, ese día, de concretarse, un partido bisagra.

El serbio tendrá que sortear al francés Jeremy Chardy en primera ronda; al sudafricano Kevin Anderson o al uzbeco Illya Marchenko en segunda ronda y en la siguiente su rival podría ser el chipriota Marcos Bagdhatis. Nada complicado en su trayecto hacia una semifinal en la que, tal cual en Roland Garrós, enfrente podría estar parado Roger Federer, quizás otra vez el juez de esta porfía del Rafa ante Nole.

Para que ello ocurra, el helvético deberá superar en este orden y de no mediar sorpresivas alteraciones al kasajo Mikhail Kukushkin, al francés Adrián Mannarino y en la tercera estación, un viejo y temible enemigo que, depende como reaparezca en Wimbledon, se plantará para ofrecerle pelea: el cordobés David Nalbandian, alguien que, como Nadal, ha sabido ganarle muchas veces al oriundo de Basilea.

Este es el panorama de los tres grandes candidatos para esta versión del más famoso (para muchos jugadores ese es el término “famoso”, pero no “mejor”) torneo del mundo.

¿Hay un cuarto capaz de desequilibrar esta hegemonía entre el español número 1, el serbio dueño de un invicto truncado únicamente por un grande como Federer en París pero que este año ya lleva 7 torneos ganados y el mismo Federer?. Para los locales sí, porque confían, una vez más, en su compatriota Andy Murray (4º). Claro, desean fervientemente que se rompa el maleficio que los invade desde 1936 última vez que un británico, en este caso Fred Perry, se alzó con el trofeo en Wimbledon. Aunque muchas veces esos deseos se adhieren más a dictados del corazón que a resultados presentados por el escocés a quien en los torneos grandes y en instancias decisivas le suelen pesar justamente los escasos triunfos de sus hermanos de sangre.

Murray, para quien el tren también está pasando, sabe que en Wimbledon la mochila es más pesada que en otros lados. Por de pronto, en la tercera ronda podría encontrarse con Marín Cilic (27º) o con el excelente aunque ya veterano Iván Ljubicic. Cualquiera de los dos, con la suficiente capacidad para aguarle las frutillas con crema a los aficionados locales.

Wimbledon 2011. Césped y pelotas más lentos. Tres jugadores por encima del resto y con un adicional entre las damas: vuelven las hermanas Williams. Y cuando Serena y Venus están bien, las demás juegan por el segundo puesto…

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