El fútbol tiene esa maravillosa forma de sorprendernos con sus insospechadas variantes y suertes que escapan la lógica. En ese contexto es que surge una verdad del balompié: “Ser un buen jugador no es sinónimo de ser un buen entrenador”.

Hace unos días se conoció que el Al-Wasl de Dubái contrató al argentino Diego Armando Maradona como nuevo director técnico, tras lo cual surge la pregunta ¿Es prenda de garantía o de triunfo tener a uno de los mejores jugadores del mundo como entrenador?

Es indudable que el “Pelusa” fue un jugador de excepción, y junto a Pelé, se disputa el ser considerado el mejor del mundo de todos los tiempos. Pero su carrera como técnico no ha sido muy prolífica dirigiendo 2 clubes con un escuálido rendimiento, además de ser seleccionador de la “albiceleste” que fue al Mundial de Sudáfrica 2010, pero que fue eliminada en cuartos de final.

Un buen jugador no siempre revalida sus triunfos en el gramado, sentado en la banca. Lo anterior queda al descubierto con el caso de Maradona, aunque claramente se gana en márketing, publicidad y otras cosas que cohabitan con el espectáculo alrededor del “Deporte Rey”.

Aunque es necesario destacar que existen casos excepcionales como el holandés Johan Cruyff y el máximo referente del fútbol alemán Franz Beckenbauer, por lo que sería un despropósito generalizar con el concepto de “buen jugador, mal técnico”.

Pero tambien hay de los otros, entrenadores que nunca han vestido de corto y que son actualmente técnicos de prestigio. Entre ellos destacan José Mourinho, actual técnico del Real Madrid y Rafael Benítez, que fue entrenador del Liverpool y del Inter de Milán.

Ambos jamás corrieron tras el balón en un campo de juego, bajo la atenta mirada de los hinchas, pese a lo cual han logrado hacerse un nombre en el fútbol mundial, especialmente Mourinho, quien ha pasado por las tres ligas más importantes del balompié: la Premier League de Inglaterra, la Serie A italiana y la Liga Española de Fútbol.

Mención aparte para Marcelo Bielsa, quien a pesar de haber jugado como defensor en
Newell’s, se retiró tempranamente de la actividad para dedicarse al aspecto técnico, siendo considerado el octavo mejor entrenador del mundo según la IFFHS.