El anuncio acerca de la llegada este sábado del Juicio Final por parte del predicador estadounidense Harold Camping despertó las burlas de los escépticos, aunque no faltaron las personas que corrieron a esconderse o a arrepentirse de sus pecados.

La profecía de Camping era que a las 18.00 locales de cada país del mundo se producirá un fuerte terremoto, tras el cual los buenos cristianos serían elevados al cielo.

De acuerdo con el predicador de 89 años, quien transmite programas a través de la radiodifusora llamada Family Radio, los que no sean buenas personas vivirán un infierno en la Tierra hasta el 21 de octubre, fecha en que Dios, furibundo, destruirá el planeta y todo lo que existe.

Nueva Zelanda era uno de los primeros países afectados por la ola apocalíptica, según las predicciones de Camping, quien ya había predicho -sin éxito- el fin del mundo para 1994.

Pero las 18H00 transcurrieron sin que se produjeran terremotos en el país insular, en medio de la indiferencia de los medios de información locales.

De igual manera, en Europa, la hora fatídica transcurrió sin novedad.

Entre tanto, numerosos internautas se burlaban del asunto y planeaban crear un falso apocalipsis, en caso de que las predicciones de Camping se revelaran nuevamente equívocas.

A través de Twitter, los escépticos sugirieron disponer ropa vieja y zapatos sobre el pavimento y los jardines para dar la impresión de que alguien había sido efectivamente elevado al paraíso, así como liberar muñecas inflables hacia el espacio.

Otros internautas bromeaban acerca del tremendo trabajo que tendrían las autoridades si se les enviaba -sólo por bromear- miles de reportes de personas desaparecidas.

En Washington, se esperaba que al menos 400 personas celebraran el hecho de que el apocalipsis no llegara, en la “End of the World Party”.

Sin embargo, se instalaron líneas telefónicas para prevenir una ola de suicidios, según el diario The Washington Post, debido al temor de que los decepcionados seguidores de Family Radio padecieran una fuerte depresión si el apocalipsis no se materializa.

En Estados Unidos, donde se encuentra la sede del grupo evangelizador de Camping, varias personas renunciaron a su trabajo para ir a exhortar a otras personas a arrepentirse de sus pecados antes de que sea demasiado tarde.

Gregory LeCorps dejó su empleo “en un centro médico” hace unas semanas para llevar a su esposa y sus cinco hijos pequeños de viaje por el país, a fin de advertirle a todo el mundo que el apocalipsis está cerca, escribió el diario Journal News en Nueva York.

“Estamos en los últimos días”, decía LeCorps, quien esperaba poder llegar a una playa de Carolina del Sur para el día del Juicio Final.

En Vietnam, miles de personas del grupo étnico Hmong se reunieron hace unas semanas en la provincia de Dien Bien (noroeste), tras haber escuchado la emisión global de Camping, en la que se decía que Jesús vendía a la Tierra el 21 de mayo.

Se cree que cientos de esos vietnamitas se fueron a esconder a los bosques, luego de que las fuerzas de seguridad dispersaran a aquellos que aguardaban el supuesto regreso de Jesucristo, informó un residente local.

El hecho de que Camping ya se haya equivocado anteriormente en sus predicciones, hizo que hasta grandes personalidades se burlaran de él.

El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg -quien es judío y por ende, no podrá ascender a los cielos junto a Jesús y Dios según la profecía de Camping- dijo en su programa de radio semanal que suspendería el actual sistema de estacionamiento de autos en su ciudad, si el mundo se terminaba el sábado.

En Nueva York, existe una regla urbana que exige a los automovilistas que muevan sus vehículos de un lado de la calle al otro para permitir el paso de los operativos de limpieza.

El portal web de Craigslist publicó decenas de miles de anuncios de escépticos que ofrecían comprar los objetos mundanos de aquellos que pensaban elevarse al paraíso, mientras que un grupo de ateos estadounidenses vendió cientos de contratos que ofrecen rescatar y adoptar a sus mascotas.

Camping hizo su predicción tras hacer cálculos bíblicos que parten del supuesto de que se debía agregar 7.000 años a la fecha del Diluvio, en 4990 AC, para calcular la fecha del Juicio Final, puesto que en la Biblia, Dios “nos recuerda que un día representa 1.000 años”.

Luego, Camping sustrajo un año a este cálculo, argumentando la existencia de una falla técnica que se habría producido al pasar de los calendarios del Viejo al Nuevo Testamento.