Barcelona cuenta desde este viernes con una nueva “catedral del ocio” en la antigua plaza de toros de Las Arenas, remodelada para convertirla en un modernísimo y sofisticado centro lúdico y comercial, en el que destaca un Museo del Rock.

Tras ocho años de obras y una inversión de 281,4 millones de dólares, el escenario de grandes tardes taurinas del siglo pasado, la plaza de las Arenas, ha reabierto sus puertas este viernes convertida en un gran complejo lúdico y comercial.

El nuevo centro, que mantuvo la fachada original de estilo neomudéjar, cuenta como uno de sus principales atractivos, entre tiendas y restaurantes, con un innovador Museo del Rock, que se inaugurará el próximo 1º de abril.

Primero de Europa, el Museo del Rock dedica sus salas exclusivamente a las leyendas de este género, Beatles y Rolling Stones y al rock español.

Si bien recién podrá conocerse a fondo a partir del 1º de abril, pudo verse que el museo ofrece a sus visitantes zonas dedicadas a las décadas del rock, exposiciones temporales y una sala de conciertos con capacidad para unas 200 personas.

Se pueden encontrar en sus escaparates documentos insólitos e inéditos como una entrada de los Rolling firmada por todos los miembros del grupo y una guitarra de John Lennon.

También forma parte de la colección una demanda por un intento de “secuestro” puesta contra John Lennon y Yoko Ono desde Palma de Mallorca por parte del padre de la hija que la pareja del Beatle tuvo con su primer marido.

Además de una sala para conciertos y actuaciones, el Museo cuenta con un rincón llamado On Stage, donde los aficionados a la música pueden simular actuar en una banda de rock, tocando cualquier instrumento con sus amigos, leyendo en una pantalla la letra de su canción preferida y envuelto en la habitual humareda y rayos de colores de un concierto.

Previo pago, el rockero circunstancial puede irse del recinto con un DVD de su actuación en su bolsillo.

En una tienda del Museo se pueden adquirir libros de Beatles o de los Rolling así como posavasos con el emblema de la gigantesca lengua del grupo británico, pegatinas imantadas con el “Yellow Submarine” de los Beatles o gorras del Museo del Rock.

Un restaurante concluye la oferta, en la cual ha sido adaptado como mesa una bañera que Elton John utilizó en uno de sus conciertos.