Cansada dice estar una habitante de Lota porque el paso de los camiones por el sector Polvorín está deteriorando progresivamente su vivienda.

Gladys Araneda es dueña del negocio La Paloma, en el ingreso a Lota Alto. Desde el terremoto no duerme tranquila.

Cada camión pesado que pasa en dirección a Lota, por el sector El Polvorín, topa una falla del pavimento que quedó cuando se restituyó la vía que el pasado 27 de febrero resultó completamente destruida, generando el temor constante de la lotina.

Gladys Araneda explica el origen y consecuencia de esta situación.

Su casa, que quedó gravemente dañada con el terremoto, se ha seguido deteriorando día a día con el paso de los camiones por la calle del frente.

“Es como estar en una casa con constantes réplicas”, explica la mujer y no ha encontrado respuesta en ninguna autoridad.