El presidente Barack Obama declaró el martes el fin simbólico de las operaciones de combate de Estados Unidos en Irak, tras siete años de una intervención por la que el país “pagó un alto precio”, según sus palabras.

Obama

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Pocas horas antes, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, aseguraba a su pueblo que Irak “es un país soberano e independiente” en un discurso también retransmitido vía televisiva.

“Esta noche (martes) les anuncio que la misión de combate estadounidense en Irak terminó”, afirma Obama en los extractos del discurso avanzados por la Casa Blanca.

Estados Unidos, que envió más de un millón de militares al país árabe desde la ocupación de 2003 y perdió 4.400 vidas en el conflicto, estuvo “a la altura de sus responsabilidades”, según el mandatario, quien se declaró “impresionado” por el “sacrificio” de las tropas.

Ahora corresponde al gobierno y al pueblo iraquí asumir su parte, según Obama, quien envió a su vicepresidente Joe Biden a Bagdad para pedir a los líderes del régimen que aceleren la creación de un gobierno.

Cinco meses después de haber celebrado elecciones, Irak no cuenta aún con un nuevo gobierno, a pesar de que la violencia empeoró en todo el país.

Maliki prefirió en su discurso insistir en el momento histórico del fin de las operaciones militares que se iniciaron para buscar unas armas de destrucción masiva que finalmente nunca fueron halladas.

La guerra que inició el ex presidente George W. Bush (2001-2009) supuso por otro lado el fin de la sangrienta dictadura de Sadam Husein.

El fin de las operaciones militares estadounidenses “es un día que permanecerá en la memoria de todos los iraquíes”, dijo Maliki.

“Lamentablemente, nos estamos enfrentando a una campaña de escepticismo y estamos convencidos de que su objetivo es impedir la retirada” de las tropas extranjeras, afirmó.

“Les reitero que las fuerzas de seguridad iraquíes son capaces de asumir sus responsabilidades”, insistió Maliki.

A partir de ahora Estados Unidos se queda con casi 50.000 militares en el país para la operación “Alba nueva” (“New Dawn”), cuyo principal objetivo será entrenar a las fuerzas de seguridad locales.

Washington libra también una guerra en Afganistán desde 2001, cuando una coalición internacional dirigida por Estados Unidos expulsó a los talibanes del poder.

Obama ratificó que esa misión en Afganistán continuará, y en un encuentro previo con soldados en la base de Fort Bliss (Texas, sur) reconoció que les espera una “dura batalla” en ese país.

Según el calendario establecido por el propio Obama tras asumir funciones en enero de 2009, los últimos soldados estadounidenses en Irak deberán abandonar el país a finales de 2011.

Autoridades iraquíes manifestaron su inquietud ante este calendario. Su país sigue siendo objeto de sangrientos atentados atribuidos a la red fundamentalista Al Qaida.

“Todo irá bien para nosotros, y todo irá bien para ellos”, declaró Biden a su llegada el lunes a Bagdad.

“Es el momento de pasar la página”, aseguró Obama en su discurso. “Hoy nuestra tarea más urgente es restablecer nuestra economía y poner a trabajar de nuevo a millones de estadounidenses que han perdido sus empleos”, agregó.

Pese al final de la misión de combate, no se espera ninguna manifestación de alegría en las calles de Irak, contrariamente a lo ocurrido en junio de 2009, cuando las fuerzas estadounidenses se retiraron de las ciudades iraquíes.

“Hoy no es un día determinante. Estuve ayer en un café con amigos, y nadie hablaba del fin de la misión de combate”, declaró Yasser al Musaui, un informático de Bagdad de 32 años. “Eso interesa más a los norteamericanos”, explicó.

En el incierto contexto político, muchos iraquíes acogen con aprensión la salida progresiva de las tropas de Estados Unidos.

El jefe del Estado Mayor iraquí, general Babaker Zebari, consideró incluso prematura la retirada estadounidense, exhortando a Washington a permanecer hasta que el ejército local esté totalmente preparado en 2020.