Un estudio realizado en base a datos de la encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen) difundido este miércoles por el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural – Rimisp, reveló que la condición de pertenecer a un pueblo originario aumenta las posibilidades de vivir bajo la línea de la pobreza.

De acuerdo a la encuesta Casen, un 7% de la población a nivel nacional declaró pertenecer o descender de alguno de los pueblos originarios (Aymara, Rapa Nui, Quechua, Mapuche, Atacameño, Coya, Kawésqar, Yagán y Diaguita).

Tomando en cuenta las últimas cifras sobre pobreza, y considerando que La Araucanía tiene el porcentaje más alto de personas viviendo bajo la línea de pobreza (27%) y que pertenecen a la etnia mapuche (29%), Rimisp analizó cómo interactúan dichas variables.

Según el análisis la posibilidad de ser pobre crece en 2,6% cuando la persona es indígena y vive en las provincias de Arauco, Malleco y Cautín. Entre la población indígena de estas tres provincias que entiende la lengua originaria o la hablan, la probabilidad de vivir en condiciones de pobreza es de 5,6% y 6,4%, respectivamente. Por el contrario, pertenecer a un pueblo originario en la Región Metropolitana disminuye la posibilidad de ser pobre en un 0,6%.

A juicio de Eduardo Ramírez, investigador de Rimisp, “estos hallazgos son evidencia suficiente para desarrollar políticas públicas especiales hacia los pueblos originarios, complementarias a las políticas generales de lucha contra la pobreza con independencia de condición étnica. Además, no basta -aunque sea muy importante- con la restitución de tierras a las comunidades indígenas, sino que también hay que promover cambios en las instituciones políticas, culturales, de mercado y sociales que pueden estar causando discriminación étnica”, aseguró.