Grupos de bomberos y expertos siguen trabajando este jueves en las aguas del Po para contener el inexorable viaje de la gigantesca capa de petróleo derramada por sabotaje en el mayor río de Italia y que amenaza con convertirse en una catástrofe ecológica sin precedentes.

Manuel Sánchez en Flickr

La masa flotante de aceite pegajoso llegó ya a la zona de Torricella di Sissa, cerca de Parma, al norte de la península, según anunció el jefe de la protección civil local, Gabriele Ferrari.

Miles de metros cúbicos de petróleo, cuya cantidad aún no ha sido establecida, fueron vertidos el martes en un afluente del Po, el río Lambro, localizado al norte de Milán, en un acto de sabotaje que la justicia está investigando, ya que podría favorecer a firmas de constructores interesados en desarrollar centros urbanos.

Las válvulas de los depósitos de una refinería casi abandonada fueron abiertas por personas que seguramente conocían el lugar y se teme que el gesto haya sido ordenado por personas interesadas en el futuro de la zona, según los investigadores.

La ministra para el Medio Ambiente, Stefania Prestigiacomo, solicitó a la magistratura que determine rápidamente quienes son los responsables de la catástrofe.

La llamada “marea negra” llegó ya a Cremona y Mantua, históricas ciudades del centro de la península, tras haber recorrido unos 200 kilómetros.

En Plasencia, los técnicos han dispuesto numerosas barreras para evitar que la napa de aceite llegue a la isla de Serafini, cerca de Cremona.

La región Veneto decidió atravesar dos embarcaciones en el río para intentar absorber la película aceitosa con materiales especiales.

“Tenemos que prevenir y limitar los daños al medio ambiente, así como las repercusiones en el sector económico y turístico, ya que el delta del Po, cerca al mar Adriático, es una de las zonas más bellas de Italia, con un delicado equilibrio ecológico”, declaró el responsable del sector pesca de Veneto, Isi Coppola.

La pesca ha sido prohibida por las autoridades regionales debido al “envenenamiento de la superficie del agua”, mientras la organización agrícola Confagri teme la contaminación del subsuelo y de los numerosos canales de irrigación.

Según la organización de cultivadores Coldiretti, en la cuenca del Po se produce el 40% del Producto Interno Bruto de Italia, el 37% de la industria nacional, garantizando el 46% del empleo y 35% de la producción agrícola.

“La emergencia pone en peligro un importante ecosistema, donde se cultiva una tercera parte del Made in Italy alimentario”, sostiene la entidad.

Vittorio Cogliato Dezza, presidente de la mayor asociación de defensa del medio ambiente, Legambiente, lamentó los retrasos con los que el caso ha sido tratado por las regiones afectadas.

Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) lanzó un grito de alarma frente a la eventual destrucción de un patrimonio natural de valor incalculable.

“El delta del Po es una de las zonas pantanosas más importantes de Europa para la migración de numerosas especies acuáticas”, recordó.