Los parlamentarios del PPD y el padre de Felipe Cruzat, quien murió esperando un corazón, advirtieron que la recién aprobada Ley del Donante Universal no servirá de nada si el Gobierno no inyecta recursos para su implementación.

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Felipe Cruzat

Contar como mínimo con un neurólogo en cada hospital público, un equipo de cirujanos con anestecista, un avión de uso exclusivo para traslados de órganos y un laboratorio para su pesquisa, son las exigencias parlamentarias.

Esto, porque a juicio del senador del partido por la democracia, miembro de la comisión de salud del senado y co-autor del proyecto de Ley del Donante Universal, Guido Girardi, es indispensable la inyección de recursos para su implementación.

El legislador sostuvo que mientras no exista la infraestructura necesaria, la tasa de donación seguirá siendo de siete personas cada 1 millón de habitantes.

A este llamado, se sumó el diputado de su partido, Enrique Accorsi, quien exigió, además, que se invierta en educar a la población que no sólo puede donar órganos, sino también tejidos.

Gonzalo Cruzat, padre de Felipe Cruzat, menor que murió esperando un corazón, se unió a esta solicitud y exigió al Gobierno invertir en ésto, considerando que un donante puede beneficiar a once personas que esperan un órgano.

Hasta ahora, el ejecutivo sólo ha creado un fondo adicional de US$600 mil que ya fue aprobado como parte del presupuesto de la nación para el próximo año y que está destinado a financiar el combustible que necesite el avión de la FACH para trasladar órganos.