“Había manos, piernas y restos humanos esparcidos por todas partes”, relata Mohamad Daud, uno de los sobrevivientes del ataque de la OTAN que este viernes mató al menos a 90 personas en el norte de Afganistán, según las autoridades locales.

Los bombardeos tenían como objetivo un camión cisterna de carburante que los talibanes se apropiaron el jueves en la provincia de Kunduz y que se había quedado atascado en el lecho del río epónimo, según la policía.

“Ningún cuerpo quedó entero (…). Las personas que estaban más alejadas del camión resultaron gravemente heridas”, relató Mohamad Daud, de 32 años.

Según los testigos y las primeras declaraciones de policías y de responsables de las autoridades locales, cientos de lugareños, entre ellos algunos niños, se habían amontonado junto al camión para recoger carburante, invitados por los talibanes que no lograban hacerlo avanzar.

“Los aldeanos se precipitaron con todos los bidones y botellas que podían llevar”, afirmó Daud. Incluso algunos agricultores llevaron su tractor al lugar para llenar su depósito, añadió.

“Había entre 10 y 15 habitantes en el techo del cisterna y en el momento en el que bombardearon, todos los que se encontraban murieron”, aseguró Daud.

Los heridos eran trasladados en camillas mientras que seguían llegando sobrevivientes con quemaduras atroces.

Los balances del bombardeo siguen imprecisos y contradictorios.

El ejército alemán –que opera en esa zona– aseguró que no murió ningún civil, pero el portavoz del Ministerio de Salud en Kabul, Farid Rahil, señaló la presencia de numerosos civiles entre las víctimas.

“Por desgracia, un gran número de civiles murieron o resultaron heridos”. Según él, entre 200 y 250 aldeanos se encontraban junto al camión en el momento del ataque.

El portavoz de las autoridades provinciales aseguró por su parte que la “mayoría” de los aproximadamente 90 muertos eran talibanes.

Las fuerzas internacionales, compuestas en su mayoría por tropas estadounidenses, están acusadas ,cada vez con más frecuencia, de bombardear de forma indiscriminada y de matar a numerosos civiles en Afganistán, donde unos 100.000 soldados extranjeros luchan contra la insurrección de los talibanes.

(AFP)