Polémica por las críticas de voces del oficialismo al Informe Ipom del Banco Central, advirtiendo que algunas medidas adoptadas por la actual administración, tuvieron un impacto en el desempleo.
Estas serían aumento de costos para las empresas por Salario Mínimo, 40 horas, aumento previsional, IPC, Ley Karin, exigencias de formación y otras.
Es un debate válido que tiene que ver con que si tiene que haber una preeminencia de la economía o de la política, aunque recordando que sin economía no hay ninguna política que pueda llevarse a cabo si es que no hay dinero.
Hay sectores del oficialismo que desde hace un tiempo consideran que la independencia del Banco Central no debiera ser total, en la medida en que podría llegar a impedir la implementación de políticas sociales.
Es un debate que se ha instalado, fue muy fuerte durante la convención constitucional, donde se planteó por ejemplo que debería eliminarse la independencia del Banco Central y también tiene una historia larga que viene desde la recuperación de la democracia.
Los gobiernos de la transición, Aylwin, Frei y también Lagos, tuvieron un sello muy fuerte donde algunas directrices técnicas estuvieran por encima de las directrices políticas, esto con el respaldo de los mandatarios de turno.
Esto hizo que los ministros de Hacienda fueran casi las figuras más relevantes del Consejo de Ministros a la hora de tomar decisiones, los dueños de la billetera. Esto hacía que ante la petición de recursos para implementar determinadas políticas, se recurría al veredicto o al veto del ministro de Hacienda, que podía decir ‘no hay plata para esto, por lo tanto se posterga y no se hace, para mantener el equlibrio y no caer en déficit.
Esa tensión siempre estuvo en los gobiernos de la transición y puede que haya sido uno de los puntos centrales donde se dividieron los autoflagelantes con los autocomplacientes.
Lo que ocurrió no es menor, no es una anécdota, porque habla de visiones diferentes muy de fondo que están presentes en la política nacional, pero más aún en el oficialismo. Uno podría decir que el socialismo democrático durante mucho tiempo, fue un férreo defensor de la mantención de los equilibrios macroeconómicos y por lo tanto de subordinar (Eso era Marcel) las decisiones políticas a la realidad de las cifras económicas.
Es interesante este debate, porque no va a terminar aquí y probablemente va a ser un tema que va a diferenciar determinadas posiciones políticas en el marco de la izquierda o centroizquierda de aquí en adelante y que podría explicitarse en la candidatura de Jeannette Jara.
Debate Presidencial
Jeannette Jara insistió en el debate presidencial de este miércoles en un salario mínimo de 750 mil pesos, a pesar de que inicialmente su entorno económico dijo que esto no era viable, pero ella volvió a insistir.
En un grupo de economistas hay una visión crítica de un paquete de reformas que golpean a las empresas, porque la plata sale de ahí, pero también hay otra postura que refiere a cuando es el momento de hacer ciertas transformaciones que son demandadas por el mundo laboral, en qué momento. Esto viene desde el 2.000 aproximadamente en el gobierno de Ricardo Lagos cuando se discutía el aumento de las pensiones.
Lo que dice el Banco Central es que este paquete de propuestas tuvieron un impacto negativo en un momento en que la economía está enferma o débil, que rinde poco. No es un buen escenario y eso abre a los presidenciables a ser más audaces con sus propuestas.
Más allá de lo anterior el debate habla mucho del momento político en que estamos.