Las vacaciones de los niños fueron adelantadas y extendidas durante este hijo, lo que supone un problema para algunos padres que deberán lidiar más tiempo con los hijos en casa, mientras al mismo tiempo deben teletrabajar. El "frasco de la calma" puede ser útil en los momentos que necesitamos darles tranquilidad a los más pequeños.

Calmar una rabieta infantil requiere de paciencia y templanza por parte de los padres, que pueden sentirse muy frustrados al no poder calmar a sus hijos rápidamente. No obstante, existe un juguete que puedes construir tú mismo y que ayuda en esa tarea: el llamado “frasco de la calma”.

Se trata de una herramienta diseñada por la célebre educadora, psiquiatra y científica italiana María Montessori, quien se caracterizó por sus métodos educativos innovadores a fines de los años 20.

La creadora del Método Montessori promovió firmemente la educación en ambientes que realmente favorezcan el aprendizaje y autonomía de los niños.

¿Qué es el frasco de la calma y cómo construirlo?

El frasco de la calma es un objeto simple que ayuda a los niños a concentrarse y distraerlos de sus berrinches.

Para construirlo necesitas un frasco transparente de plástico, agua, pegamento líquido con glitter no tóxico, escarcha de diferentes tamaños, champú para niños, una pistola de silicona y colorante comestible.

Puedes empezar llenando la mitad del recipiente con agua tibia, luego verter el pegamento, el shampú y el colorante. Tapa y agita.

Enseguida, añade la escarcha y llena el frasco con agua fría. Vuelve a batir.

Finalmente, pega la tapa con silicona para que quede bien asegurada y evitemos accidentes.

Al ver el contenido del frasco, los niños suelen quedarse como hipnotizados observando su brillo y movimiento, muy similar a la representación de una galaxia.

Por lo mismo, pueden ser muy útil en momentos de llantos y pataletas, porque fomenta la tranquilidad y concentración.

Ayuda al niño a desarrollar recursos emocionales para contenerse a sí mismo

La psicóloga experta en teorías del aprendizaje, Mónica Miranda, explicó hace un tiempo a BioBioChile, que “en el momento de una pataleta o llanto descontrolado, el niño focaliza su atención en girar el frasco mientras respira al ritmo del movimiento de la brillantina”.

De este modo, el juguete “distrae la atención del niño de la fuente de estrés y al respirar en forma pausada y rítmica se va relajando”, indicó.

“Con el tiempo, el niño toma conciencia y aprende que las emociones desagradables no lo sobrepasan y desarrolla recursos emocionales para contenerse a sí mismo, tal como lo hacen las técnicas de meditación como el yoga”, añadió la profesional.

¿Para qué edades es recomendable? La experta indica que es ideal para preescolares desde los 2 años en adelante.

“La mejor técnica para controlar el estrés de los niños es distraer su atención de manera cariñosa, conteniendo sus sentimientos con emociones antagónicas al estrés como la risa”, afirmó la psicóloga.

Otras técnicas que ayudan son guiar al niño para que estire su cuerpo, invitarlo a jugar al aire libre, invitarlo a respirar profundamente, entre otras que van en la misma línea: inducir la relajación.

Puedes revisar otras maneras de construir el frasco de la calma en el siguiente video: