El periodista Carlos Zárate (58) bajó 13 kilos en sólo ocho semanas gracias a una dieta entregada que le permitiría mejorar su salud.
En el matinal Bienvenidos, el comunicador comentó el proceso que estuvo supervisado por dos especialistas de la clínica Terre, desde donde lo contactaron para que fuera su “embajador”.
“Cuando me contactaron (…) le puse todos los obstáculos posibles, hasta que un día, personas muy queridas para mí me dijeron, ‘pero si no tienes nada que perder"”, reconoció el periodista.
Según Zárate las especialistas se encargaron de diseñar semana a semana lo que debía comer y los respectivos horarios para hacerlo. “Ha sido un proceso entretenido, porque la gente comienza a cambiar la percepción de uno. Yo siempre he sido el mismo, los que me conocen cuando pesaba ciento y tantos kilos y ahora, saben que sigo siendo la misma persona, pero la gente cambia la percepción”, señaló.
Según la nutrióloga Catalina Silva, el periodista llegó con toda la disposición para enfrentar el desafío. “Él fue muy claro con sus metas y me dijo, ‘no quiero ser un tipo flaco, ni vengo porque quiero bajar de peso, pero sí quiero demostrar que esto se puede, que uno puede tener una vida saludable y demostrar a la gente que se puede aún con horarios complicados"”, aseguró en el matinal.
En la primera consulta, los especialistas tomaron las medidas de Zárate para determinar cuánta grasa y musculo tenía, además de su edad metabólica, que es la edad que el cuerpo piensa que tiene.
“Por ejemplo, puedes tener 34 años, pero tu cuerpo se siente como alguien de 40”, explicó Silva. En el caso de Carlos que tiene 58 años, su edad metabólica era de 73 años.
“Hay tres edades, una mental, una cronológica,que es la uno cumple año a año y la edad metabólica que es como tu cuerpo se siente y cómo se está comportando, que es cómo tu cuerpo se siente y está comportando, y con esa edad uno es más propenso a enfermedades y tener una vida más corta”, explicó.
La dieta
Según Silva, la primera semana es la más difícil, pues se hace una desintoxicación de todo, periodo en el que se deben seguir las instrucciones al pie de la letra.
Durante esa semana el desayuno debe contar con un batido compuesto por un vaso de agua purificada, té verde frío o jugo de cáscara de piña. A eso se le puede sumar una fruta, que puede ser una rodaja de piña, dos kiwi, una manzana con cáscara, 5 a 7 frutillas o 3/4 de tacas de arándanos, frambuesa o mora. Además de otras verduras.
Según Silva, lo ideal es no endulzar el batido, pero también se le puede agregar stevia o miel cruda. “Va a probar cosas que usted no ha comido, pero que le hará bien”, señaló Zárate.
Para la colación a media mañana, el periodista podía elegir entre 15 a 12 almendras sin sal, 4 a 5 nueces sin sal, un vaso de leche vegetal sin azúcar, una leche descremada o yogurt diet, o simplemente un huevo.
A esto también sumó un constante consumo de té durante la mañana, lo que ayuda a controlar el hambre.
Para el almuerzo, la opción era una proteína pollo, pavo, pescado, dos huevos enteros, o una lata de choritos al agua.
Junto a esto, podía consumir verduras crudas o cocidas como repollo, lechuga, espinaca, apio, pepino, rúcula, kale, zapallo italiano, alfalfa, diente de dragón, etc.
La carne roja y el atún quedó fuera la primera semana, aunque puede ser integrado más tarde.
Para la cena se podía repetir el almuerzo, o si lo prefería, tomar un caldo o consomé donde se cocinó la proteína, con sal y la clara de uno o dos huevos.
