Una donación de células madre unió a dos chilenas que vivían a cientos de kilómetros de distancia. Lo que comenzó como un registro voluntario terminó salvando la vida de una niña en Coquimbo. Años después, paciente y donante se conocieron en un emocionante momento.
Cuando Madison Santibáñez tenía solo tres meses, fue diagnosticada con una inmunodeficiencia combinada por mutación DOCK2, una enfermedad extremadamente rara que afectaba su sistema inmune.
En ese entonces, su única alternativa para sobrevivir era recibir un trasplante de células madre sanguíneas de un donante compatible. Durante dos años, su familia y Fundación DKMS Chile impulsaron la búsqueda.
Por su parte, a más de novecientos kilómetros al sur, en la Región del Bío Bío, Fernanda Sáez decidió registrarse como donante tras ver una campaña de la organización en redes sociales.
No imaginaba que su decisión cambiaría por completo la vida de una niña y de toda una familia.
“En el momento en que yo hice clic y puse mi registro, si bien yo quería ser parte de algo, nunca me imaginé que iba a hacer algo tan, grande. Esto es realmente un sueño porque es la intención que uno pone detrás”, confesó Fernanda.
El emocionante encuentro entre donante y paciente chilena
En mayo de 2023, Fernanda recibió una llamada donde le aseguraron que era compatible con alguien. No sabía quién recibiría su donación, pero lo hizo convencida de que iba a ayudar a una tercera persona.
Dos años más tarde, cuando la confidencialidad se levantó y ambas aceptaron compartir sus datos, Fernanda fue la primera en escribirle a la pequeña Madison.
“Me alegra enormemente haber tomado esa decisión. Aunque no conozco toda tu historia, sé que has atravesado grandes desafíos. Eres una niña muy fuerte”, le dijo en su carta a la niña.
Finalmente, en encuentro entre ambas se concretó en octubre de este año, cuando Fernanda viajó hasta Coquimbo para conocer a Madison y su familia.
“Fue un momento indescriptible. No dudé en hacerlo. Sentí una conexión profunda, aunque no nos conociéramos antes”, comentó Fernanda.