Ser un buen trabajador nos hace sentirnos capaces, eficientes y muy inteligentes, sin embargo, hay algo que nos puede jugar en contra cuando nos empeñamos en darlo todo en nuestro empleo.

El hecho de querer sentirnos competentes, auto exigirnos (y que nos exijan) y querer que todo resulte a la perfección, se suma a la obligación de autocontrolarnos y saber separar lo que sucede al interior del trabajo de lo que sucede fuera de este mundo (en la casa por ejemplo). Y es esto lo que pretende explicar un estudio realizado en la Escuela de Negocios Fuqua, de Duke, EEUU.

Los autores de la investigación explican con Jeanette, un personaje imaginario a modo de ejemplo, lo que sucede cuando la mujer (o cualquier otra persona) se preocupa extremadamente de su trabajo y de las múltiples otras actividades que hace a diario.

“Tiene una disciplina de hierro, sigue una dieta equilibrada, madruga para hacer deporte y no se olvida de sus seres queridos en días señalados. Además, cumple con sus responsabilidades familiares” explican. Sin embargo, sus compañeros suelen equivocarse con ellos teniendo grandes expectativas sobre sus capacidades, y por ende, le solicitan o le asignan más carga de trabajo aun cuando están en la misma posición.

Jonathan Brodsky | Flickr
Jonathan Brodsky | Flickr

“La gente con esta personalidad, dedican más tiempo y esfuerzo a las tareas encomendadas y a seguir buenos estándares de conducta saludable. Sus compañeros suelen pensar que les cuesta menos realizar el trabajo, por lo que ellos acaban teniendo la sensación de que su sacrificio pasa desapercibido. Al final del día, se sienten cansados e insatisfechos por las demandas de los demás” explica Margarita Mayo, profesora IE Business School al sitio español El País.

Las personas perfeccionistas y controladoras están más propensas a tener problemas psicológicos, e incluso, problemas de carácter físico.

“Las personas que son enormemente rígidas tienen necesidad de controlarlo todo, son demasiado perfeccionistas, tienen un nivel de autoexigencia autodestructiva o se obsesionan fácilmente, pueden estar en riesgo de sufrir posibles patologías asociadas a la ansiedad, estrés o incluso Trastorno Anancástico de la Personalidad” explica la psicóloga Mercedes Bermejo Boixare al medio español.

¿Una de las soluciones para evitar las consecuencias de auto exigirnos? Según la psicóloga, lo recomendable es “autorregular las habilidades profesionales y desarrollar otras competencias emocionales, como motivación, autoconciencia, empatía y relaciones sociales”