Tras el inicio del esquema de vacunación contra el coronavirus, fueron varias las personas que presentaron síntomas de manera instantánea o al día siguiente de la inoculación.

Si bien estos signos pueden ser normales, no significaría que tu cuerpo esté desarrollando inmediatamente los anticuerpos que necesita para combatir el virus, ya que esto no se ajusta a la realidad de cómo funcionan las vacunas.

De acuerdo Robert Finberg, profesor de medicina de la Universidad de Massachussets, señala en una columna publicada por The Conversation que “es normal que cada persona tenga una respuesta inmunitaria más fuerte o más débil frente a una vacuna, pero los efectos secundarios posteriores a la vacunación no te dirán cuál es tu caso”.

Esto ocurre porque el sistema inmunológico responde a los componentes de las vacunas de dos maneras diferentes. Por un lado existe la “respuesta inmunitaria innata” y la segunda es la “respuesta inmunitaria adaptativa”.

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La respuesta innata es cuando tu sistema se activa al detectar que ha estado expuesto a partículas extrañas, ya sea algo externo como una astilla o algo que afecta más directamente al organismo como lo hace un virus, según explica Finberg.

“Su objetivo es eliminar al invasor. Los glóbulos blancos llamados neutrófilos y macrófagos se desplazan hasta el intruso y trabajan para destruirlo. Esta primera línea de defensa es relativamente breve, dura horas o días“, sostiene el médico.

La segunda línea de respuesta adaptativa, puede demorarse días o semanas en generar una reacción en tu organismo. Este efecto, es causado por el trabajo de los linfocitos T y B del sistema inmunológico, los cuales aprenden a reconocer a los invasores como es el caso de un virus.

“Si el invasor se encuentra de nuevo, meses o incluso años después, son estas células inmunitarias las que reconocerán al antiguo enemigo y empezarán a generar los anticuerpos que lo eliminarán”, puntualiza el especialista en The Conversation.

¿Qué ocurre en el caso de las vacunas contra el coronavirus?

De acuerdo a Robert Finberg, se necesita aproximadamente de dos semanas para que el cuerpo genere una reacción adaptativa, aportando así una protección duradera contra el SARS-CoV-2.

“Cuando te inyectas la vacuna, lo que notas en el primer o segundo día es parte de la respuesta inmunitaria innata: la reacción inflamatoria de tu cuerpo, destinada a eliminar rápidamente las moléculas extrañas que han atravesado el perímetro de tu cuerpo”, puntualiza el profesional.

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No obstante, como cada respuesta varía de una persona a otra, la sintomatología inicial no estaría relacionado con el proceso final de inmunización de la vacuna.

“En el caso de las dos vacunas covid-19 de ARNm como las de Pfizer o Moderna, más del 90% de las personas inmunizadas desarrollaron la respuesta inmunitaria adaptativa protectora, mientras que menos del 50% desarrollaron algún efecto secundario, y la mayoría fueron leves”, señala Finberg.

El factor que desencadena dichos efectos secundarios, es el “ingrediente activo”, es decir, el ARN Mensajero que indica a las células crear una proteína viral.

“Para que el ARNm de la vacuna llegue a las células de la persona vacunada, donde puede hacer su trabajo, debe eludir las enzimas del cuerpo que lo destruirían de forma natural. Los investigadores protegieron el ARNm de la vacuna envolviéndolo en una burbuja de lípidos que le ayudan a evitar su destrucción”, explica.

No obstante, la conclusión del experto es que “no se puede medir la respuesta inmunológica de acuerdo a los efectos secundarios que puedas tener. Es la segunda respuesta inmunitaria adaptativa la que ayuda a tu cuerpo a ganar inmunidad a la vacuna, no la respuesta inflamatoria que desencadena esos primeros dolores y molestias”.