Seguro más de una vez has pensado o alguien te ha dicho que “mereces” ser feliz, pero ¿por qué no es tan bueno tener esta creencia?

El reconocido psicólogo con más de 30 años de experiencia, Jeffrey Bernstein, señaló en una columna en el medio especializado Psychology Today solemos sentirnos decepcionados por no ser felices cuando supuestamente “deberíamos” serlo y como consecuencia, culpamos a nuestras circunstancias por no “dejarnos” ser felices.

“Sí, estar en una situación en la que te sientes miserable, como tener un jefe o un trabajo que no te gusta, estar en una relación insatisfactoria o encontrarte luchando en la vida puede bajar nuestro nivel de felicidad. Claramente, apoyo a cualquiera que busque situaciones gratificantes y desee cambios en sus vidas que encuentren satisfactorios. Sin embargo, ¿en qué punto nos establecemos pensando que merecemos sentirnos felices después de hacer ciertos movimientos en nuestras vidas? ¿O qué tal cuando incluso pensamos que ‘deberíamos sentirnos felices’, solo porque sí?”, planteó el profesional.

Al respecto, Bernstein indicó que las investigaciones sobre percepción de la felicidad muestran que esta se experimenta al vivir con gratitud. No obstante, “este mundo digital cargado de redes sociales en el que vivimos, con representaciones exageradas de gratificación instantánea, a menudo nos deja insatisfechos e infelices. Esto se debe en gran parte a que nos comparamos desfavorablemente con esas ‘personas súper felices"”.

Por lo mismo, el psicólogo aconsejó que si realmente quieres sentirte feliz, debes dejar la mentalidad disfuncional de que “lo mereces” y aplicar otras técnicas que realmente permiten reconectar tu cerebro para experimentar la felicidad. A continuación te explicamos cuáles son:

1. Ser agradecido de lo que tienes

Bernstein explica que “la gratitud es una de las formas más confiables de sentir felicidad. Sin embargo, desafortunadamente, veo a muchas personas que ‘encuentran gratitud’ pero luego se desaniman, afirmando que no funciona porque no pueden aferrarse a ella”.

“Durante muchos años pensé eso de mí mismo, también. Pero felizmente, y estoy muy agradecido por esto, encontré tres maneras de hacer que mi gratitud se aleje mucho menos y se quede mucho más”, indicó el profesional.

La primera forma es llevar un diario de gratitud análogo o virtual. “Solía llevar un diario de gratitud escrito a mano. Luego cambié a usar una de las muchas aplicaciones de gratitud que están disponibles. Después de años de usar los diarios (escritos a mano y formularios de aplicaciones), cambié a hacer y usar un frasco de gratitud, que guardo en mi escritorio”, contó. El psicólogo dijo que esto aumenta el sentido de responsabilidad y ayuda a interiorizar la gratitud como parte de la vida diaria.

Lo segundo es tener “hitos de gratitud”. “Por ejemplo, cuando salgo del gimnasio y paso por delante de la recepción, me recuerdo de cosas por las que estoy agradecido. La recepción se ha convertido en un estímulo programado para pensar en todo lo que agradezco en mi vida. Las vallas publicitarias en una carretera por la que viajas u objetos y áreas en tu hogar pueden ayudarte de manera confiable a hacer una pausa para sentir gratitud de la misma manera”, recomendó Bernstein.

Y por último, transmitir gratitud a los demás. Transmite gratitud a los demás. Cuanto más comparto cuánto me beneficia la gratitud, más personas me refuerzan por tener una actitud de gratitud. Esto me ayuda a verme como una persona que tiene gratitud a los demás, y mantener esta identidad me mantiene en mi propio lugar de gratitud también.

2. Concentrarte en tus fortalezas

“¿Alguna vez te tomas el tiempo para ver positivamente tus talentos, cualidades y logros en la vida? Es fácil sentirse desanimado cuando las cosas no van bien. Ver tus fortalezas crea una actitud de ‘sí, se puede’, lo que te ayuda a ganar optimismo y confianza para superar los desafíos”, comentó el profesional.

Si no sabes qué cosas considerar, el experto da algunas ideas: Originalidad, perseverancia, resolución de problemas, fuerte ética de trabajo, trabajo en equipo, creatividad, escritura, pedir ayuda, entusiasmo, confiabilidad, disciplina, paciencia, aprendes rápido, motivación, honestidad, buena comunicación, práctica, flexibilidad, organización, orientación al detalle, escucha sólida, apertura mental, cuidado, liderazgo, habilidad de ver el panorama general.

¿Habías pensado sobre ti mismo de esta manera?

3. Tener una mentalidad de crecimiento

La mentalidad fija no permite aprender cosas nuevas porque tiendes a verlas como amenaza al estar demasiado preocupado de demostrar tu capacidad o cómo eres percibido por los demás, dijo Bernstein. “Este es especialmente el caso cuando no se alcanzan los objetivos deseados”, indicó.

“Por el contrario, cuando tienes una mentalidad de crecimiento, significa que estás dispuesto a tomar riesgos sensatos y personales y esforzarte por lograr objetivos. Consistente con tener una mentalidad de crecimiento, hay un poder significativo en declarar ‘todavía no’ cuando te encuentras con esas decepciones inevitables”, pero sabes que puedes lograrlo.

“Esto demuestra la voluntad y el afán de desarrollar una habilidad. También te permite crear un plan para superar los obstáculos o reajustar tus metas de manera que se alineen con el aprendizaje continuo y el crecimiento”, explicó.

Otros obstáculos a superar para ser feliz

La psicóloga española Irene López Assor, autora del libro 10 obstáculos que te impiden ser feliz, señala otros obstáculos comunes que impiden sentirse pleno.

“Esa sensación de sentirse vacío viene dada porque somos niños insatisfechos y muchas veces seguimos un patrón infantil. Si somos adultos con nuestras necesidades cubiertas, ¿por qué nos empeñamos en no sentirnos satisfechos con ello? Solemos tener un concepto de carencia continuo que no nos deja avanzar”, explicó a ABC.

La profesional expresó que uno de los motivos más comunes por los que no se es feliz es tener las expectativas demasiado altas. “Si tenemos expectativas demasiado altas vamos a caer en la frustración. Las metas cuanto más altas sean más posibilidades tenemos de procrastinarlas”, expresó, añadiendo que es mejor “tener cero de expectativas” porque “si luego nos llevamos más de lo que esperábamos, pues fenomenal”.

Además, López dice que es muy contraproducente inculcar la mentalidad de “tú puedes con todo y más” porque la verdad simplemente es que no es así. “No se pueden crear expectativas cuando no son reales. Si por ejemplo a alguien con depresión le digo que mañana se va a levantar genial y va a vivir un día de positivismo, le estoy mintiendo y creando falsas expectativas. Lo ideal es que cada uno haga lo que se ajuste a sus competencias y habilidades”, indicó.

A continuación te explicamos brevemente algunos impedimentos frecuentes para ser feliz según Irene López Assor y que dependen de ti:

Baja tolerancia a la frustración

Las personas con baja tolerancia a la frustración suelen tener una incapacidad emocional y tendencia a estar todo el día amargadas.

“Si no se tiene una buena tolerancia a la frustración, es normal que haga, aunque sea de manera inconsciente, chantaje emocional. Es decir, cuando se siente que no se cumple un objetivo de manera inmediata, esa persona va a empezar a manipular con mensajes a otras personas, mensajes que pueden ser hirientes, centrados en la crítica, para debilitar al otro y conseguir el objetivo”, indicó Irene.

Pero, ¿cómo sentirse menos frustrado? Lo primero es no dejarse llevar por las emociones intensas, darse una pausa y controlar los impulsos.

Ser muy autoexigente

También tiene relación con las expectativas. Nunca estarás conforme contigo mismo y las metas serán cada vez más altas.

Dejarse llevar por el ego y la soberbia

“En el mundo actual, hay un exceso de mirada puesta en uno mismo y, por lo tanto, lo que ocurre es que no reconocemos al otro y al no reconocer al otro vamos a ir desdibujándonos. Al final, perdemos el norte, caemos en la trampa del ego, de ‘Yo soy lo importante’, ‘Sólo yo tengo razón’, ‘Sólo mi pensamiento es el válido’, y esto concatena con la dificultad de conectar con el otro y, por ende, de conectar con uno mismo”, afirmó.

La envidia

“Uno genera envidia pero también la produce. Hay que intentar que esa envidia que generamos no nos dañe y no entremos en ese juego porque nos intoxicará”, manifestó López, añadiendo que por otro lado, la envidia de avaricia, hace que muchos no puedan ser felices. “Este tipo de personas se desdibujan porque no tienen metas propias, son solo las ajenas”, expresó.

La culpa

La experta distingue entre la culpa por deuda emocional y cuando no nos perdonamos. “En la primera yo me siento culpable porque otra persona ha hecho algo bueno por mí y yo genero deuda emocional, donde no disfruto de mi éxito, no disfruto, no me expando” y la otra sería cuando te arrepientes de algo que no puedes cambiar. “Sería la culpa que siente una madre porque su hijo en la adolescencia está muy rebelde, y surgen las dudas de si se le ha educado bien, si se ha sido buena madre en su niñez”, explicó.

“Sería aconsejable tener en cuenta en estos casos la autocompasión porque es un bálsamo que nada negativo que nos aleja de la culpa. Hay que quererse un poco más y ser más flexibles con nosotros mismos”, recomendó.

La procrastinación

Cuando postergas y postergas las cosas, principalmente deberes, y evitas enfrentarlas es probable que sientas culpa y tu ansiedad aumente, generando frustración y culpa.