Es de conocimiento colectivo que el alto consumo de comida chatarra, sobre todo con exceso de frituras y grasas, puede ser altamente negativa para la salud.

Sin embargo, el mercado de la comida rápida ha hecho de este tipo de alimento uno de los preferidos por las familias, sobre todo por los más pequeñas.

No obstante, diferentes estudios coinciden en el impacto negativo de la comida chatarra en la salud de los niños, debido al aumento de enfermedades cardiovasculares, fatiga y debilidad muscular, problemas de memoria y aprendizaje, además de incidir en el desarrollo de enfermedades como diabetes y problemas renales.

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Recientemente, una investigación realizada por la Universidad Hebrea de Jerusalén, arrojó la existencia de un vínculo entre los alimentos ultraprocesados y la reducción de la calidad de los huesos, afectando principalmente en la etapa de desarrollo.

Los científicos analizaron a diferentes ratones de laboratorio los cuales aún se encontraban en etapa de desarrollo y crecimiento. Los resultados concluyeron que aquellos animales que fueron expuestos a alimentos ultraprocesados, sufrieron anomalías en el crecimiento y sus huesos se vieron severamente afectados.

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El profesor Efrat Monsonego-Ornan, uno de los autores, explicó en un comunicado que “nuestra conclusión fue que, incluso en cantidades reducidas, los alimentos ultraprocesados pueden tener un impacto negativo definitivo en el crecimiento del esqueleto”.

Según el estudio, se estima que alrededor de un 70% del consumo calórico de los niños, niñas y adolescentes en crecimiento proviene de alimentos ultraprocesados o comida chatarra.

“Si reducimos las grasas, carbohidratos, nitratos y otras sustancias nocivas, estos alimentos todavía poseen sus atributos dañinos. Cada parte del cuerpo es propensa a este daño y ciertamente los sistemas que permanecen en las etapas críticas de desarrollo”, puntualizó el investigador.

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La investigación, publicada en la revista Bone Research, revela hallazgos críticos debido a que los niños y adolescentes consumen regularmente alimentos ultraprocesados. En Estados Unidos, la mitad de los adolescentes comen comida chatarra todos los días.