Los procesos neurodegenerativos, así como los vasculares contribuyen a la demencia. El diagnóstico más común para la demencia progresiva es probablemente enfermedad de Alzheimer y los estudios más extensos han promovido la idea de esta enfermedad como una manifestación vascular y por tanto el Alzheimer esporádico de comienzo tardío se considera como una condición potencialmente prevenible.

Se ha sugerido que esta enfermedad puede predecirse a través de los factores de riesgo de ateroesclerosis cardiovascular. Además, la demencia de comienzo tardío, incluyendo el Alzheimer se ha relacionado con la existencia de factores de riesgo como son la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, el fumar, la inactividad física, la obesidad, el infarto cerebral y la diabetes, según explica el sitio de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar.

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Sin embargo, un investigador de la Universidad de Arizona en Estados Unidos, examinó la influencia del colesterol en enfermedades neurodegenerativas como en la diabetes tipo 2, donde identificó una pequeña molécula que podría ayudar a regular los niveles de colesterol en el cerebro, convirtiéndola en un posible tratamiento contra el Alzheimer.

Si bien no se conoce ninguna cura para la enfermedad de Alzheimer, en los últimos años la comunidad científica ha encontrado las posibles causas de la diabetes tipo 2 y las enfermedades neurodegenerativas, ambas relacionadas con un aumento de colesterol.

Por ejemplo, según el sitio Infosalus, la diabetes tipo 2 se produce cuando la insulina se vuelve menos eficaz a la hora de eliminar la glucosa en el torrente sanguíneo, dando lugar a un elevado nivel de azúcar en la sangre, generando anormalidades en el nivel de colesterol. En el caso del Alzheimer, es algo similar, sólo que en vez de afectar a todo el organismo, los efectos ocurren en el cerebro.

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El doctor Gregory Thatcher, quien encabeza esta investigación, dijo al sitio mencionado anteriormente que “el Alzheimer y la diabetes tienen muchas causas comunes, por lo que nuestro objetivo era desarrollar una forma de identificar compuestos que contrarrestaran muchos cambios perjudiciales que contribuyen tanto al Alzheimer como a la diabetes de tipo 2″.

El estudio, publicado en la revista especializada ACS Pharmacology and Translational Science, explicó que cuando el colesterol aumenta, debido a la resistencia a la insulina o a otros factores, el organismo inicia un proceso conocido como transporte inverso de colesterol, durante el cual unas moléculas específicas transportan el exceso de colesterol al hígado para ser excretado.

Una de estas moléculas es la apolipoproteína E (APOE), una proteína que participa en el transporte inverso del colesterol y es también el gen con mayor factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer y la demencia relacionada, y un factor de riesgo independiente para la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

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“Aunque la mayoría de la gente conoce el llamado ‘colesterol bueno’ y el ‘colesterol malo’, asociados al riesgo de infarto e ictus, estos amplios conceptos también son aplicables a un cerebro sano. Trasladar el colesterol a donde se necesita en el cuerpo tiene efectos positivos en muchos procesos fisiológicos y puede ayudar a eliminar las proteínas mal plegadas que se acumulan en el cerebro”, puntualizó el investigador.

El estudio es parte de una serie de investigaciones para dar con el origen de enfermedades neurodegenerativas, aunque su auto es claro: todo aquello que afecte al corazón, afecta directamente al cerebro.