El 15 de noviembre recibimos la información de las Naciones Unidas de que ya somos 8 mil millones de habitantes, y en América Latina y el Caribe solo somos 662 millones, franca minoría. Toda esta gran cantidad de humanos vive en centros urbanos llamadas ciudades, lugares que se han convertido en fuente de extracción energética, ya que recordaremos que como especie humana no producimos oxígeno cómo las plantas ni poseemos atributos como otros mamíferos como una cobertura de pelos y piel que nos proteja del frío y/o el calor.

Entonces qué hacemos, lo extraemos de la naturaleza y lo convertimos en energía. Todo bien verdad. Lamentablemente esta energía que sacamos de la tierra como carbón o petroleó -ya desde la Revolución Industrial- se ha adherido a nuestra atmósfera contaminando el aire que respiramos y convirtiéndose en una capa que no deja que el planeta pueda enfriarse naturalmente, lo que se conoce como efecto invernadero. Me pregunto, todas estas reuniones donde participan muchos países, incluso el nuestro viaja en aviones que dada la distancia más contaminan que nada, en la era del Teams y el Zoom porqué no hacen las reuniones por esta vía y disminuyen la tremenda huella de carbono que esta reunión genera.

Desde el año 2015 (COP21) seguimos con la esperanza que el Acuerdo de Paris sea tomado en serio; especialmente China con más de 10 millones de ton de Co2; Estados Unidos con 5.416 millones; India con 2.654 millones; Rusia con 1711 millones; Japón con 1162 millones y aunque no lo creamos; Alemania con 759 millones de toneladas de CO2. Con ese pesimista escenario el paisaje, los diseños y soluciones basadas en la naturaleza, acciones de restauración de ecosistemas, tener ciudades verdes y resilientes le darán un respiro a las personas que vivimos aquí en este hermoso planeta, no esperemos a las grandes potencias, seamos nosotros el cambio y compremos solo a mercados que respeten al medio ambiente.

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