El 2019, en pleno estallido social, una joven marchaba con un cartel que decía: “muy pobre para el banco y muy rica para el Serviu.” Dicha frase representa muy bien lo que ocurre hoy.

A las personas les están pasando dos cosas: una es que no pueden adquirir una casa, porque no calzan con el valor del subsidio que se entrega para comprar esa casa, entonces el subsidio deja de usarse porque no se concreta en la adquisición de una vivienda. Pero además, están todas las personas que quedan fuera del mercado a propósito del incremento de tasas y acortamiento de plazos.

Existe una crisis en materia de vivienda en Chile con un déficit habitacional de 730.00 viviendas. El cual viene en aumento desde el 2015, año en que se aprobó la reforma tributaria que comenzó con la eliminación del beneficio del crédito de IVA a la construcción.

El quiebre de stock de materiales y escasez de mano de obra han llevado a que el Programa de Integración Social y Territorial DS19, que corresponde al subsidio habitacional que permite comprar vivienda hasta 2.400 UF y programa estrella en cuanto crear oferta de vivienda, se esté cayendo a pedazos.

Según un estudio reciente de la CChC, el número de proyectos del DS19 que han renunciado tras ser seleccionados encienden las alarmas: a la fecha hay 55 proyectos del llamado de 2020 renunciados, lo que equivale a 9.428 unidades, a los que se suman 1.666 unidades del llamado de 2021, cifra que podría seguir aumentando. Si se suman los proyectos sin inicio desde el 2020, el total alcanza 131 proyectos con 27.498 unidades. En otras palabras, hay más de 30.000 viviendas que no hay certeza de que se construyan o de que lleguen a sus propietarios.

El gobierno del presidente Piñera con la reforma tributaria de financiamiento del PGU no hizo sino agregar un clavo más al ataúd del DS 19, con la eliminación del beneficio de IVA a la Construcción, el que se eliminará completamente para aquellos contratos celebrados desde el 1 de enero de 2024 en adelante. Lo que podría aumentar los precios para propiedades de hasta 2.400 UF en un 5% y 10%, lo que puede terminar afectando a los sectores de menores ingresos del país.

Por otro lado, como se ha advertido en su momento, los retiros de los fondos de AFP socavaron el mercado de capitales y encarecieron el acceso al crédito hipotecario, ya que ambos son dos caras de un mismo espejo como expliqué en la columna: ¿Sabías que gracias a las AFP podrías tener casa propia? un golpe a uno destruye al otro.

El actual ministro de Vivienda, Carlos Montes, está pensando en usar al Banco Estado como líder de una nueva política crediticia que inunde desde dicho banco al resto del mercado. Nada se ha dicho desde el gobierno del presidente Boric respecto de subir el monto del subsidio, que es donde está el problema, pues ya que como vimos por las condiciones señaladas el monto del subsidio ha quedado desactualizado.

Finalmente, el Estado debería comenzar a disponer de las viviendas fiscales para dar solución a este problema habitacional. Actualmente el acceso a ella para los funcionarios de los organismos del Estado es de acuerdo a su grado, es decir, quienes tienen mejores remuneraciones en el sector público tienen derecho a ellas.

Pues en este momento dicho beneficio, que se justificaba cuando el Estado pagaba bajas remuneraciones en comparación al sector privado, se ha pasado a convertir en un privilegio de una casta que teniendo recursos para adquirir una vivienda propia, se aprovecha y se sirve del Estado.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile