La necesidad de reinventarse para sobrevivir resume, a grandes rasgos, el espíritu que impulsa la creación de una startup. La constante búsqueda por innovar, en base a las oportunidades o necesidades de un mercado variable, ha ido ganando terreno en Chile.

Si bien hoy los emprendedores respaldan sus proyectos en modelos de negocios escalables, desde la otra vereda las grandes empresas continúan dominando el mercado nacional, con una imponente ventaja a la hora de producir o distribuir soluciones a gran escala. La clave está en que éstas no siempre responden de forma efectiva y en su totalidad al problema.

Irónicamente, startups y grandes empresas podrían incrementar su potencial de éxito y ganancias si trabajaran juntas en lugar de competir. El nuevo camino debe ser trazado hacia un Chile que potencie la inversión en innovación, además de nuevos espacios de negocios para las pequeñas empresas.

De acuerdo al índice de países más innovadores del mundo publicado por Bloomberg, Chile se consagró como el tercer país de América Latina más innovador del 2021. La ventana de oportunidades para invertir se hace cada vez más grande, de la mano de aquellos que no tuvieron miedo de llevar a cabo proyectos disruptivos que comenzaron como un sueño y que hoy podrían representar la solución que grandes empresas están buscando.

¿Cuál es el desafío hoy para las grandes empresas? Aprender del ecosistema emprendedor, transformando su cultura para hacer de la innovación una ventaja competitiva dentro de un ecosistema desafiante.

Es por esto que surge la necesidad de crear modelos de colaboración inéditos, basados en nuevos paradigmas de medición del éxito que no se limiten únicamente al factor financiero. Sin embargo, esto sólo será posible si hacemos un cambio en la cultura tradicionalista intrínseca de las grandes organizaciones.

Juan Pablo Sánchez Gnecchi
COO y Co-Fundador de Bluebox

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