Vamos a cumplir tres semanas desde que una orden judicial emanada del Juzgado de Garantía de Collipulli se encuentra sin ejecutarse. ¿La razón? Ni Carabineros ni la PDI, ni ninguna otra fuerza del Estado han sido capaces de ingresar a un territorio llamado Temucuicui, donde se encuentra Jorge Huenchullán, formalizado por los delitos de tráfico de drogas y tenencia ilegal de armas y municiones.

La semana pasada, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) hizo alarde en redes sociales de una toma ilegal del fundo Santa Ana Tres Palos, en el mismo lugar donde murió Pablo Marchant, quien falleció con un fusil de guerra en la mano luego de participar en un “acto de sabotaje” donde además resultó gravemente herido un trabajador.

La Asociación de Contratistas Forestales (Acoforag) ha cifrado recientemente en más 5 mil los trabajadores afectados por diferentes tipos de secuelas físicas y sicológicas solo en lo que va de este año producto de los hechos de violencia.

Cuando se ataca de esta manera, se ataca directamente a los trabajadores, personas que tienen una familia detrás, sueños, esperanzas.
Estamos en presencia de un avance muy rotundo y peligroso de la violencia en el sur de Chile.

Redes de delincuentes y narcotraficantes están ejerciendo controles territoriales en zonas donde ningún chileno, mapuche y no mapuche, puede caminar libremente.

Quienes vivimos en la Región de La Araucanía y en la Provincia de Arauco estamos convencidos de que estamos frente a una grave crisis institucional detonada por serios intentos de desestabilización de nuestra democracia.

Lo hemos dicho una y mil veces. Cuando el terrorismo gana, pierde nuestra democracia.

¿Qué mas debe pasar para que todas las autoridades políticas, sin importar quienes sean, rechacen duramente la imposición del terror y el miedo por parte de estas redes delictuales?

Desde los sectores productivos de La Araucanía estamos disponibles para todos los caminos necesarios. El diálogo, es uno de ellos y, aunque necesario, creemos que debe involucrar las esperanzas, sueños y reconocimientos de toda la región, mapuches y no mapuches.

Otro camino podría ser un compromiso decidido del gobierno, diputados y senadores, candidatos presidenciales y candidatos al próximo Congreso, de que se empujará una agenda de proyectos como los que hoy duermen en el Congreso: ley corta antiterrorista, ley de infraestructura crítica, ley que aumenta las penas de usurpación, ley de control de armas, ley de combate al narcotráfico, ley “Juan Barrios”, ley contra el crimen organizado, ley que persigue los delitos de robo de madera y la ley que moderniza el sistema de inteligencia nacional. Esto, sin mencionar la reforma pendiente a Carabineros de Chile.

Siempre hemos creído que la salida a esta crisis es política y de ello depende el futuro de nuestro sistema democrático.
Cómo dijo Mandela, cuando el agua ha empezado hervir, apagar el fuego ya no sirve de nada.

Patricio Santibáñez
Presidente Multigremial de La Araucanía

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