Cada primero de mayo, cuando conmemoramos el Día Internacional del Trabajador, surgen con más fuerza movimientos reivindicativos sobre derechos y mejores condiciones laborales para los distintos grupos que componen nuestra sociedad. Si analizamos este escenario desde un enfoque de género, aunque se han conseguido importantes avances, la participación femenina en el mercado laboral aún enfrenta diversos obstáculos, los que se acrecientan aún más si hablamos de discapacidad y vulnerabilidad social.

Si bien la discriminación se expresa en todos los ámbitos de la vida laboral, las características que asume cuando existe discapacidad y además si se genera en estratos socioeconómicos bajos, son mucho más complejas. En Chile casi un 17% de la población presenta alguna discapacidad, siendo un 64% de estos casos mujeres. Los hombres ocupan más puestos laborales, con un 66% versus un 34% de participación femenina. Estas cifran sitúan a la mujer en situación de discapacidad y en edad de trabajar como un grupo aún más vulnerable.

Debido a lo anterior, necesitamos trabajar fuertemente en un cambio cultural que rompa nuestros propios sesgos acerca de lo que las mujeres pueden o no realizar, sobre todo las que presentan una condición de discapacidad. Si no avanzamos en este punto, se seguirán usando excusas para obstaculizar la inclusión laboral.

Marcela Varas
Directora de Carrera de Terapia Ocupacional
Universidad de Las Américas Sede Viña del Mar UDLA

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