CONTEXTO | Agencia UNO

Una hoja de ruta para la seguridad de Chile

25 octubre 2025 | 08:00

Esta Política determina un norte claro: reducir los delitos violentos y el temor en la ciudadanía.

Desde el año 2004, Chile no contaba con una Política Nacional de Seguridad Pública como tal. Durante dos décadas, el país enfrentó los desafíos de la delincuencia y el crimen organizado con diferentes estrategias y planes, pero sin un instrumento de planificación integral que coordinara los esfuerzos del Estado. Hoy, esa realidad cambia. El presidente Gabriel Boric firmó la Política Nacional de Seguridad Pública 2025-2031.

Esta Política era un mandato legal que tenía el Ministerio de Seguridad Pública, que fue establecido en la ley que lo creó y que fue ampliamente respaldada en el Congreso Nacional. Y es resultado de un proceso donde tuvieron una activa participación el Ministerio Público, Carabineros, la Policía de Investigaciones, Gendarmería y los ministerios incumbentes. Además de municipalidades, gobernaciones, centros de estudio, exautoridades, parlamentarios y parlamentarias en ejercicio y representantes de la sociedad civil.

Cuando este gobierno asumió en 2022, el diagnóstico era claro: nos encontramos con un Estado rezagado en sus capacidades institucionales para abordar los desafíos en materia de seguridad. La respuesta ha sido contundente.

Hemos fortalecido a las instituciones policiales aumentando en un 16,7% el presupuesto para seguridad y orden público. Los ingresos irregulares bajaron en más del 48% respecto a 2021, los eventos de violencia rural en la Macrozona Sur han disminuido en cerca de un 80% y logramos interrumpir la curva de homicidios que venía al alza desde 2016. Además, junto con el Congreso Nacional, hemos aprobado más de 70 leyes modernizando nuestro sistema normativo.

No obstante, el gran desafío que enfrentamos como país hoy no es solo contar con más recursos, sino gestionarlos de manera efectiva: con objetivos claros, instituciones públicas y privadas que actúan de forma coordinada y colaborativa, con metas medibles e indicadores y con rendición de cuentas a la ciudadanía. La Política Nacional de Seguridad Pública es la expresión material de ese desafío y será la hoja de ruta del Estado de Chile hasta 2031.

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Esta Política determina un norte claro: reducir los delitos violentos y el temor en la ciudadanía. ¿Por qué incluye el temor? Los índices de percepción de inseguridad están desajustados respecto a la victimización real. Pero, el temor paraliza, vacía nuestras calles y plazas, genera desconfianza en nuestras comunidades. Por eso, abordar la percepción de inseguridad es tan importante como combatir el delito.

Para alcanzar este objetivo, la Política establece seis ámbitos de acción que cubren la globalidad del ciclo delictivo, porque hablar de seguridad no es solo hablar de policías y sanciones, sino también de prevención, recuperación de espacios públicos y trabajo conjunto con municipios y el sector privado.

Además, la Política consagra orientaciones estratégicas para el funcionamiento del Sistema de Seguridad Pública: entre ellas, la interoperabilidad, tomar decisiones en base a evidencia y la colaboración público-privada. Interoperabilidad significa que las instituciones comparten información en tiempo real para actuar de forma oportuna. Basarse en evidencia significa buscar soluciones reales y técnicas a problemas complejos. Y la colaboración público-privada reconoce que la seguridad no depende solo del Estado.

Para su materialización, cada dos años se elaborará una estrategia que oriente al Sistema de Seguridad Pública en la priorización e implementación de las líneas de acción definidas en la Política. Dicha estrategia será evaluada para ver el grado de cumplimiento de las metas, la evolución de los indicadores y la efectividad de las líneas de acción ejecutadas, permitiendo así un proceso de mejora continua.

Desde hoy y hasta 2031, Chile cuenta con un instrumento que indica la brújula de las instituciones del Sistema de Seguridad Pública, para un Estado más coordinado, fuerte y preparado. Hablar de seguridad es hablar de un país más justo para todas y todos, es hablar de unidad y reconocer que Chile tiene un patrimonio que es su gente, sus barrios, su tranquilidad y su futuro, que merece una mirada seria, comprometida y de largo plazo.