Ya son tres años desde que Chile se unió tras un solo objetivo, donde se buscó seguir siendo un país que rescata y valora sus principios democráticos. Es un nuevo aniversario desde ese 4 de septiembre del 2022, cuando se rechazó la propuesta de nueva Constitución redactada por la Convención Constitucional, bajo una polarización nunca antes vista en Chile, y que fue una consecuencia del estallido social de 2019.
El resultado superó con creces las expectativas que tenían las fuerzas del rechazo, ya que un 62% de la ciudadanía dijo que no. Finalmente, esto permitió que no se reemplazara la Constitución vigente, que ya había tenido múltiples reformas. La falta de diálogo y voluntarismo al interior del órgano, la ciudadanía lo percibió y optó por la unión y reconocer lo bueno que había construido el país.
Uno de los aspectos más destacables fue la alta participación democrática, ya que el plebiscito alcanzó más de 13 millones de votos, con más de un 85% de participación electoral, la cifra más alta registrada en la historia democrática de Chile hasta entonces. El rechazo triunfó en 338 de las 346 comunas, particularmente en zonas con alta población indígena y en comunas más pobres, reflejando una derrota transversal y simbólica del proyecto.
El rechazo profundizó la sensación de que las instituciones políticas no estaban respondiendo eficazmente a las demandas ciudadanas, lo que se venía reflejando en la baja participación electoral y el aumento del voto nulo en las votaciones previas al plebiscito.
En este aniversario del rechazo, se debe reabrir el debate sobre cómo mejorar la representación, la legitimidad del sistema político y la relación entre ciudadanía y Estado; pasando también a un debate más pragmático: cómo gobernar en un país polarizado, con desconfianza institucional y demandas sociales urgentes.
En este contexto, la próxima elección presidencial será decisiva. No solo porque marcará un cambio de ciclo, sino porque pondrá a prueba nuestra capacidad de salir de la trinchera. Si seguimos votando con rabia o miedo, no avanzaremos. En el rechazo, el 62% de Chile se unió para defender la patria, en la manifestación de una mayoría que aún existe y que debe proyectarse hacia el futuro.
Eso implica elegir liderazgos que convoquen y no que dividan. Hoy necesitamos más que nunca unidad por encima de personalismos; patria ante que trincheras partidistas, en una convocatoria a quienes, como Chile Vamos, Demócratas y Amarillos, comparten la convicción de que Chile está primero.
La ciudadanía ha demostrado con creces, que quiere moderación y responsabilidad, por eso es importante transformar la memoria del Rechazo, en la fuerza que devuelva gobernabilidad y rumbo para que Chile nunca más transite hacia el abismo como en ese 2022 cuando nos quisieron dividir como nación.