La oposición sin argumentos claros
Sabemos que en lógica política, la derecha se opone a la izquierda y viceversa. Lo que sí es llamativo, es que esto debe estar sustentado en hechos, evidencia, ideas y propuestas, que es lo que no hemos visto ni en la discusión ni en los detractores de este proyecto.
En primer lugar, quienes han criticado tanto la condonación del CAE como el FES, parecen olvidar cómo funciona el sistema hoy día. Hacen comparaciones que dejarían a cualquier deudor del CAE confundido o sorprendido.
Por ejemplo, cuando han señalado que, en el peor de los casos, un estudiante podría terminar pagando un valor mayor al de su carrera: ¿Desconocen los parlamentarios, asesores, economistas de derecha, que no algunos, sino la mayoría de los deudores del CAE pagan varias veces el valor de su carrera? La misma trampa hacen cuando se quejan por el costo que el FES tendría para el Estado, como si el CAE no tuviera costo alguno para el Fisco. Es más, como si desconocieran, que el FES será, de hecho, menos costoso para el Estado que el sistema actual.
Otro hecho que nos dejó bastante perplejos durante la tramitación fue cuando los parlamentarios de la derecha comenzaron a mostrar su preocupación por el avance en la gratuidad al séptimo decil. Hoy la gratuidad está garantizada hasta el sexto decil, pese a que la reforma de la expresidenta Bachelet incluyó al séptimo decil y fue rechazado por la misma derecha y quedó sujeto a contingencias económicas. Hoy, sin embargo, casi 10 años después, parece ser que la derecha vuelve a estar en desacuerdo con ella misma.
Sacar a los bancos del negocio educativo
Pocos hablan, finalmente, de los dos aspectos más importantes de esta ley. Primero, que por fin se expulsará a los bancos de la ecuación del financiamiento a la educación superior. Esto es una buena noticia porque el objetivo de un banco no es ayudar a los estudiantes a financiar su educación. El objetivo de los bancos es la rentabilidad, y justamente es así como con el CAE han recibido más de 7.2 billones de pesos.
Lo segundo, que en realidad es lo primero en nivel de relevancia, es que la derecha, en sus intervenciones, columnas, discursos, olvida lo más importante: a las personas. No solo a los estudiantes que podrán optar a un mejor sistema de financiamiento, sino a los trabajadores y trabajadoras que hoy tienen que optar entre pagar una deuda imposible o pagar las cuentas, las deudas de salud, o los útiles escolares de sus hijos.
El fin al copago: una deuda pendiente
En ese sentido, es muy lamentable que el fin al copago no esté teniendo más apoyo. Este es un tema muy importante para el bolsillo del Estado y de las Familias. Según datos del SIES entre 2010 y 2024 los aranceles han subido en promedio un 44%, controlando por IPC. Ajustando por paridad de compra, los aranceles de la educación superior chilena están entre los más altos de la OCDE.
La regulación de aranceles y el fin al copago es necesaria precisamente para detener la espiral de costos y asegurar que el dinero que pagan los estudiantes y el Estado se gasten exclusivamente en educación. Aumentar la transparencia y la rendición de cuentas permite fijar estándares para la calidad y el correcto funcionamiento del sistema.
No es justo que las familias de clase media tengan que cargar con aranceles que no reflejan los costos necesarios y razonables del servicio educacional que reciben. Y no es justo que los estudiantes deban ingresar al mundo laboral con una pesada mochila, teniendo que postergar infinitamente el acceso a una vivienda propia, a iniciar su propio emprendimiento o incluso a formar una familia por tener una deuda multimillonaria con la banca.
Avanzar en FES no solo es avanzar hacia un sistema más justo, sino también hacia un futuro más pleno para millones de compatriotas.