Con dureza hacia sus propios partidos reaccionaron precandidatos al Senado y la Cámara Baja que quedaron en el camino, al no ser priorizados en las listas parlamentarias que los pactos inscribieron en el Servel.

En el Partido Socialista tres nombres fuertes corrían en la disputa interna para estar en la papeleta postulando al Senado. Clemira Pacheco, exdiputada por el distrito 45, apeló desde un comienzo a su condición de mujer, con una amplia base social en comunas como Coronel y Lota, Penco y Tomé, y al hecho de que el PS se declarara un partido feminista.

Sin embargo, el comité regional había entregado su amplio respaldo al diputado Gastón Saavedra, por sobre ella y el también diputado Manuel Monsalve. Pese a confiar en que el Comité Político iba a revertir esa propuesta regional, Pacheco no entró finalmente en la lista de diputados de Nuevo Pacto Social, que ratificó a Saavedra.

La exparlamentaria, reconoció estar profundamente decepcionada por el camino que había comenzado a recorrer junto a cientos de mujeres y hombres de la región con la esperanza de comenzar a construir un partido paritario, feminista, que recogiera las demandas de los territorios.

“Yo lamento que el partido tenga un discurso, pero en la práctica hacen otra cosa”, expuso.

En el conglomerado de Chile Podemos Más, también hubo damnificados, que más allá de aceptar la decisión del partido en que militan, cuestionaron los mecanismos que terminan en una nominación que consideran injusta.

Es el caso de Jaime Vásquez, consejero regional de la UDI y expresidente regional, quien quedó fuera de la lista, pues el Consejo General decidió apoyar a la independiente Paz Charpentier. Su nombre no estaba en la propuesta enviada desde la región, por lo que se mostró dolido y dijo que seguirá trabajando para derrotar al centralismo.

“Las malas prácticas de la vieja política no nos dejan de sorprender día a día”, enfatizó Vásquez.

En una carta que 11 candidatos a Consejeros Regionales hicieron llegar al presidente de la UDI y al Comité electoral, presentan su rabia, enojo y frustración porque no se respetó la promesa del partido de que se respetarían las decisiones levantadas por las directivas regionales.